Caraetérea de los milagros. (11-12)

Caraetérea de los milagros. 
CAPITULO XIII


11. —Deque el Espiritismo admita los efectos que
son consecuencia de la existencia del alma, no se de
duce que acepte todos los efectos calificados como ma
ravillosos, ni que trate de justificarlos y acreditarlos;
que se haga el campeon de todos los soñadores, de to
das las utopias, de todas las excentricidades sistemá
ticas, de todos los romances y leyendas milagrosas.
Es preciso conocerle poco para juzgarlo así. Sus ad
versarios creen oponerle un argumento irrefutable,
cuando despues de haber hecho muy eruditas investi
gaciones sobre los convulsionarios de Saint Medard, los
Camisardos de las Cévennes, ó las religiosas de Lon
dun han llegado á descubrir en ellos hechos evidentes
de superchería é impostura que nadie niega. Pero ¿son
acaso esas historias el evanjelio del Espiritismo? Han
negado acaso sus partidarios que el charlatanismo ha
explotado ciertos hechos; que la imaginacion ha fra
guado otros y que el fanatismo ha exagerado muchos?
El Espiritismo no es solidario de las extravagancias
que puedan cometerse en su nombre , como la verda
dera ciencia no lo es de los abusos de la ignorancia,
ni la verdadera religion de los exesos del fanatismo.
Muchos críticos juzgan al Espiritismo por los cuentos
fantásticos y las leyendas populares , que son pura y
simplemente novelas imaginarias; pero esto es lo mis
mo que juzgar la historia por los dramas y novelas
que se dicen históricos.


12. Los fenómenos espiritistas son las más de las veces
expontáneos, y se producen sin idea alguna preconce
bida entre personas que en cualquiera cosa piensan
menos en ello; en ciertas circunstancias pueden pro
vocarse algunos por los agentes designados con el
nombre de médiums. En el primer caso, el médium
es inconsciente de lo que se produce por su interven
cion, conducto ó mediacion; en el segundo, se verifi
ca con conocimiento de causa, de aquí la division de
médiums conscientes é inconscientes. Estos últi
mos son los más numerosos y se encuentran á veces
entre los incrédulos más obstinados que hacen Espi
ritismo sin quererlo y sin saberlo. Los fenómenos
espontáneos tienen por esto mismo una importancia
capital, porque no se puede sospechar de la buena fé
de los que los producen. Sucede en esto lo que en el
somnambulismo que en ciertos individuos es natural ó
involuntario y en otros producido por la accion mag
nética (1).
Pero que estos fenómenos sean ó no producto de un
acto de la voluntad, la causa primordial es siempie la
misma y en nada se aparta de las leyes naturales.
Los médiums no producen cosa que no sea natural y
por consecuencia no hacen milagro alguno. Las
mismas curaciones instantáneas no son más milagro
sas que los otros efectos, porque son debidas á la ac
cion de un agente fluídico que hace el oficio de agente
terapéutico, cuyas propiedades no dejan de ser natu
rales por no haber sido conocidas hasta ahora. El epí
teto de taumaturgos dado á ciertos médiums por la
crítica ignorante de los principios del Espiritismo , es
de todo punto impropio; y la calificacion de milagros
atribuida á esta clase de fenómenos , no puede ménos
de inducir en error sobre su verdadero carácter.

(1) Libro de los Médiums, cap. V.—Revue Spirite ; ejemplo*:

Diciembre de 1865, pig. 370: Agosto de 1865, pág. 231.


Extraído del libro “EL GÉNESIS  LOS MILAGROS Y LAS PROFECÍAS SEGÚN EL ESPIRITISMO”
Allan Kardec

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