MANIFESTACIÓN DE LA MEDIUMNIDAD

MANIFESTACIÓN DE LA MEDIUMNIDAD


“Cuando un hombre fuerte y armado guarda su palacio, está segura su hacienda. Pero si sobreviene otro más fuerte que él y lo vence, le quita las armas en que confiaba y reparte todos sus bienes.”

(Lucas, XI, 21-22).


Nos parece llegado el tiempo en que el Espiritismo reivindique sus derechos, alienados por las sectas parasitarias, que han mantenido la ignorancia de las masas e impedido el progreso de la Humanidad. Creemos que esa manifestación, incluso en sus principios, será el gran acontecimiento del siglo, señalando una nueva etapa de progreso espiritual para los pueblos y las naciones. La manifestación de la mediumnidad señalada en las Escrituras, como gran factor de las manifestaciones espíritas no sólo entre creyentes, sino entre incrédulos, no dejará de realizarse, y el tiempo está próximo en que los religiosos de todas las religiones, católicos, protestantes, musulmanes, budistas, ocultista o teosofistas, hasta incluso judíos intransigentes, se verán forzados a buscar la Verdad, que se les descubrirá entera. “Mientras el hombre fuerte, bien armado, guarda su casa, sus bienes están seguros: pero cuando sobreviene otro más fuerte que él y lo vence, le quitará las armas en que confiaba y repartirá sus bienes”. Esta doctrina, en su cumplimiento, realizará, sin duda, el más alto desideratum espírita, solucionando la cuestión religiosa oscurecida por los mercaderes de la fe y por el menosprecio de las gentes para las cosas espirituales. La mediumnidad, que existe en estado latente en casi todas las criaturas humanas, tendrá su manifestación espontánea, y entonces, sobreviniendo una nueva luz, luz que ha sido vedada por la clase sacerdotal, la sociedad se desarrollará por los sentimientos afectivos y fraternales de auxilio recíproco, que la comunicación del Espíritu le facilitará. El momento actual denuncia una acción decisiva de lo alto para resolver el problema, no decimos de la unificación de las creencias, sino de la unificación de los creyentes bajo las sólidas bases de la verdadera fraternidad. (*) Hablamos desilusionados de la unificación de las creencias, pues es imposible que los fieles guardas de la fe noble, presos como están a los intereses del mundo, puedan rendirse incluso a la evidencia de la Palabra Viva. La resolución de ese problema vital no está afecta al hombre; es obra del Cielo y el Cielo en todos los momentos difíciles de la Humanidad ha hecho sentir su acción, a veces de modo violento, lo que no es dado al hombre prever.  No hay duda de que atravesamos un momento crítico. En su Sermón Profético, Jesús, después de haber señalado los presagios de la “gran tribulación” que precedería a su venida, recuerda, con la parábola de la higuera, el advenimiento del Reino de Dios, que vendrá a sustituir el Reinado Sacerdotal, transformando por completo la faz moral y espiritual del planeta. La manifestación de la mediumnidad, cuyos elementos ya se hacen notar en todos los lugares, y aún más dentro de las Iglesias, repetimos, va a ser el acontecimiento sensacional del siglo; la profecía de Joel, repetida por Pedro en el cenáculo de Jerusalén, verá su gran realización, pues, dice el Señor: “En los últimos días derramaré mi Espíritu sobre toda carne; vuestros hijos y vuestras hijas profetizarán, vuestros mancebos tendrán visiones y vuestros ancianos soñarán sueños.”     






   (*) Es lo que actualmente se viene cumpliendo (1976).


Extraído del libro

https://espiritismo.es/Descargas/libros/Parabolas_de_Jesus.pdf

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