REUNIONES ESPÍRITAS
Las reuniones espiritistas pueden tener grandes ventajas, porque permiten
ilustrarse por el cambio recíproco de pensamientos, por las preguntas y las
observaciones que cada uno puede hacer y de las que se aprovechan todos.
Pero para sacar de ellas todo el fruto que se desea, requieren condiciones especiales que vamos a examinar, porque no se tendría razón en asimilarlas a las sociedades ordinarias.
Las reuniones espiritistas tienen caracteres muy diferentes según el objeto que se proponen, y por lo mismo su condición de ser debe diferir también. Según su naturaleza pueden ser frívolas, experimentales o instructivas.
Las reuniones instructivas tienen un carácter muy diferente, y como de ellas es de donde puede sacarse la verdadera enseñanza, insistiremos más sobre las condiciones que deben llenar.
La primera de todas, es el permanecer formales en toda la extensión de la palabra. Es preciso convencerse que los Espíritus a los cuales queremos dirigirnos son de una naturaleza enteramente especial; que no pudiéndose aliar lo sublime con lo trivial, ni el bien con el mal, si quieren obtener cosas buenas, es menester dirigirse a Espíritus buenos.
Pero no basta pedir buenos Espíritus; es menester condición expresa; estar en disposición propicia para que quieran venir; así, pues, los Espíritus superiores no irán a las asambleas de hombres ligeros y superficiales, como tampoco hubieran ido cuando vivían.
Una sociedad no es verdaderamente formal sino a condición de ocuparse de cosas útiles con exclusión de todas las otras; si aspira a obtener fenómenos extraordinarios por curiosidad o pasatiempo, los Espíritus que los producen podrán ir, pero los otros se alejarán.
En una palabra, cualquiera que sea el carácter de una reunión, encontrará siempre Espíritus dispuestos a secundar sus tendencias. Una reunión formal se separa, pues, de su objeto si deja la enseñanza por la diversión.
Allan Kardec
El Libro de los Mediúms
Pero para sacar de ellas todo el fruto que se desea, requieren condiciones especiales que vamos a examinar, porque no se tendría razón en asimilarlas a las sociedades ordinarias.
Las reuniones espiritistas tienen caracteres muy diferentes según el objeto que se proponen, y por lo mismo su condición de ser debe diferir también. Según su naturaleza pueden ser frívolas, experimentales o instructivas.
Las reuniones instructivas tienen un carácter muy diferente, y como de ellas es de donde puede sacarse la verdadera enseñanza, insistiremos más sobre las condiciones que deben llenar.
La primera de todas, es el permanecer formales en toda la extensión de la palabra. Es preciso convencerse que los Espíritus a los cuales queremos dirigirnos son de una naturaleza enteramente especial; que no pudiéndose aliar lo sublime con lo trivial, ni el bien con el mal, si quieren obtener cosas buenas, es menester dirigirse a Espíritus buenos.
Pero no basta pedir buenos Espíritus; es menester condición expresa; estar en disposición propicia para que quieran venir; así, pues, los Espíritus superiores no irán a las asambleas de hombres ligeros y superficiales, como tampoco hubieran ido cuando vivían.
Una sociedad no es verdaderamente formal sino a condición de ocuparse de cosas útiles con exclusión de todas las otras; si aspira a obtener fenómenos extraordinarios por curiosidad o pasatiempo, los Espíritus que los producen podrán ir, pero los otros se alejarán.
En una palabra, cualquiera que sea el carácter de una reunión, encontrará siempre Espíritus dispuestos a secundar sus tendencias. Una reunión formal se separa, pues, de su objeto si deja la enseñanza por la diversión.
Allan Kardec
El Libro de los Mediúms
Las reuniones no son para nada raras o extrañas.
ResponderEliminarEn el Espiritismo serio y bien practicado (no los impostores que utilizan el nombre del Espiritismo, para hacer cualquier otra cosa lejana de nuestra moral), las reuniones son formales como lo indican los libros de Allan Kardec, con un orden tanto de estudio, mediúmnico; donde también se ora por nosotros y por los demás: pidiendo por la paz del mundo, por los enfermos, por los niños abandonados, por los niños de las guerras, por los ancianos, por los jovenes que consumen drogas, etc., etc., etc.