Se conoce al cristiano por sus obras


Se conoce al cristiano por sus obras

16. "Los que me dicen: Señor, Señor, no entrarán todos en el reino de los

cielos, mas sólo aquel que hace la voluntad de mi padre, que está en los cielos".

Escuchad estas palabras del maestro todos los que rechazáis la doctrina

espiritista como una obra del demonio. Abrid vuestros oídos; el momento de escuchar

ha llegado.

¿Basta llevar la librea del Señor para ser un fiel servidor? ¿Basta decir: "Soy

cristiano", para seguir a Cristo? Buscad a los buenos cristianos y los encontraréis en sus

obras. "Un buen árbol no puede dar mal fruto, ni un mal árbol puede dar buen fruto.

Todo árbol que no da buenos frutos es cortado y echado al fuego". Estas son las

palabras del Maestro; discípulos de Cristo, comprendedlas bien. ¿Cuáles son los frutos

que debe dar el árbol del cristianismo, árbol poderoso cuyo ramaje copudo cubre con su

sombra una parte del mundo, pero que no ha abrigado aún a todos los que deben

agruparse a su alrededor? Los frutos del árbol de la vida son frutos de vida, de

esperanza y de fe. El cristianismo, tal como lo ha hecho desde muchos siglos, predica

siempre esas divinas virtudes, procura esparcir sus frutos, pero ¡cuán pocos lo cogen! El

árbol es siempre bueno, pero los jardineros son malos. Han querido cultivarlo a su

modo, han querido modelarlo según sus necesidades, y lo han achicado y mutilado; sus

ramas estériles no darán malos frutos, pero no dan ninguno. El viajero que tiene sed y se

para bajo su sombra para coger el fruto de la esperanza que debe darle la fuerza y el

valor, sólo ve ramas áridas que

hacen presentir la tempestad. En vano pide el fruto de vida al árbol de la vida; las hojas

caen secas, ¡el hombre las ha manoseado tanto, que las ha quemado!

¡Abrid, pues, vuestros oídos y vuestros corazones, queridos míos! Cultivad este

árbol de vida cuyos frutos dan la vida eterna. El que lo ha plantado os invita a cuidarlo

con amor, y vosotros le veréis aún dar con abundancia sus frutos divinos. Dejadlo tal

como Cristo os lo dió; no lo mutiléis; su sombra inmensa quiere extenderse por todo el

universo; no recortéis sus ramas; sus frutos bienhechores caen en abundancia para

sostener al viajero sediento que quiere llegar al fin; no recojáis estos frutos para

encerrarles y dejarles podrir y que no sirvan para nadie. "Muchos son los llamados y

pocos los escogidos"; es que hay acaparadores para el pan de la vida, como los hay

muchas veces para el pan material. No seáis de este número; el árbol que da buenos

frutos debe esparcirse por todas partes. Marchad, pues, a buscar a aquellos que están

sedientos; conducidles bajo las ramas del árbol y com partid con ellos el abrigo que os

ofrece. "No se cogen uvas", hermanos míos; alejaos, pues, de aquellos que os llaman

para presentaros los abrojos del camino, y seguid a aquellos que os conducen a la

sombra del árbol de la vida.

El divino Salvador, el justo por excelencia, lo ha dicho y sus palabras no faltarán.

"Aquellos que me dicen: ¡ Señor, Señor!, no entrarán todos en el reino de los cielos,

sino sólo aquellos que hacen la voluntad de mi padre, que está en los cielos".

Que el Señor de bendición os bendiga; que el Dios de luz os ilumine; que el árbol

de la vida derrame sobre vosotros sus frutos con abundancia. Creed y rogad. (Simeón.

Bordeaux, 1863).

1 comentario:

  1. Mateo 7:21

    Sagradas Escrituras 1569
    No todo el que me dice: Señor, Señor, entrará en el Reino de los cielos, sino el que hiciere la voluntad de mi Padre que está en los cielos.

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