El Méndigo y La Limosna en el Espiritísmo- Soy Espírita
"Nunca des una limosna añadiendo humillación, porque Si se le hace con altanería, puede que la necesidad fuerce a su aceptación, pero el corazón del favorecido no quedará impresionado".
Se nos hace tan difícil desprendernos de lo que nos ha costado mucho conseguir en la vida. Pero hay veces que lo que obtenemos siempre tiene propósito. Si vemos que lo que obtenemos material además de lograr aliviarnos las cargas y de sufragar lo costoso de nuestro diario vivir, en ocasiones es un modo de dar amor y demostrar compasión. Es muy fácil dar lo que nos sobra, pero dar lo que necesitamos se necesita de mucha fuerza de voluntad. Pero si al dar algo a alguien lo acompañamos de alarde y de ostentación, por más que creamos que lo estamos haciendo bien, en realidad no hacemos nada.
Da lo que dicte tu corazón, pero sin ostentación, con sigilo y que tu mano derecha no sepa lo que hace la izquierda. Interprétalo tu mismo lo que quiero decir.
Alguien me envió un mensaje con la siguiente pregunta:
Pregunta: "Muy buenas señor Frank,
de antemano agradeciéndole todo lo que hace por nosotros me gustaría saber cómo
debemos actuar ante los mendigos es correcto darles o no. gracias
Mi contestación: - “Amigo, no sé porque
me haces esa pregunta, ¿dónde estaría la caridad, el amor y la compasión?. Eso
ni tan siquiera se reflexiona. ¿Dejarías de ayudar a un hijo o a un padre o a
un amigo en desgracia?,
Claro que no lo harías. o sea, !claro
que no dejarías de ayudarlos! Esa debe ser nuestra naturaleza humana; si no te
conmovieras a caridad con un mendigo, serías tú 10 veces más mendigo que el más
desgraciado mendigo.
Por lo tanto, nunca jamás mires al lado,
o pases de largo, como hizo el sacerdote en el relato Bíblico del Buen
Samaritano, cuando veas uno pidiendo. No sabes cuánto le ha costado perder en
la vida al estar en esa condición humana.
Ser mendigo no es siempre una elección,
es ser víctima de los excesos de los demás que no dan lugar a tu escasez, es
propio de las malas decisiones en la vida, pero más que nada del Egoísmo de
otros, del pensamiento materialista de otros. Sabemos que el Espiritismo
enseña lo que es “Causa y Efecto”, Un Mendigo lo ha perdido todo, no
tiene a nadie, excepto frío y tristezas, desprecio y rechazos. Ser
Mendigo es vivir la vida sin saber que existes, es lo más doloroso que puede
haber. Y me preguntas si es correcto o no ayudarles.
No se te ocurra mirar al lado cuando un
mendigo se te cruce en tu camino. No soportarás cuando te hagan lo mismo en un
momento de infortunio. Nunca jamás le hagas a otro lo que no te gustaría te
hicieran a ti."
Frank Montañez, 8-13-13
http://soyespirita.blogspot.com/2011/12/la-limosna.html
¿Hay que dar limosna a quien pide por la calle? Francisco responde
ResponderEliminarLo explicó el Santo Padre a una entrevista a la Cáritas de Milán, el mensual “scarp de tenis”
FEBRERO 28, 2017 15:17REDACCIÓNEL PAPA FRANCISCO
(ZENIT – Roma).- Interrogado el papa Francisco sobre si hay que dar una limosna a quien la pide por la calle, respondió: “Hay muchos argumentos para justificarse a si mismo cuando no se da una limosna”. Lo explicó en una entrevista al mensual “scarp de tenis” de la Cáritas de Milán, señalando que uno de ellos es: “¿Cómo le voy a dar dinero si después él se lo gasta para tomarse un vaso de vino?”. Y Francisco responde, que si es esa la única felicidad que tiene en la vida “está bien así”. E invitó a preguntarse “más bien ¿qué hace uno a escondidas?, ¿cuál es la felicidad que uno busca escondido?”.
“O más bien, a diferencia de él uno es más afortunado, tiene una casa, una esposa, hijos, ¿Qué te lleva a decir, ‘Ocúpense ustedes de él’. Una ayuda siempre es justa. Desde luego, no es bueno lanzar al pobre solo algunas monedas. Es importante el gesto, ayudar a los que piden mirándoles a los ojos y tocando sus manos. Echar el dinero y no mirarlos en los ojos no es un gesto cristiano”, señala el Santo Padre.
¿Cómo educar a la limosna? El Santo Padre contó la anécdota de una señora que conoció en Buenos Aires y que era mamá de cinco niños. El papá se encontraba en el trabajo, ellos “estaban almorzando y sienten golpear a la puerta. El más grande va a abrir: ‘Mamá, hay un hombre que pide comida. ¿Qué hacemos?’. Los tres, la más pequeña una niña de cuatro años estaban comiendo una milanesa. La mamá dice: ‘Cortemos por la mitad nuestra milanesa’. Y la niña dice que no porque hay otra. ‘Es para papá esta noche. Se la tenemos que dar, tenemos que darle la nuestra’”.
“Con pocas y simples palabras –prosiguió Francisco– aprendieron que se da de lo propio, lo que uno nunca querría dejar. Dos semanas después, la misma señora fue a la ciudad para realizar algunas gestiones y dejó a los niños en la casa, ellos tenían que hacer deberes, les dejó la merienda lista. Cuando regresó encontró a los tres hijos con un mendigo en la mesa con quien estaban comiendo la merienda. Habían aprendido bien y demasiado rápido, y seguramente les había faltado la prudencia”.
Y el Pontífice concluye explicando que “enseñar la caridad no es descargar las propias culpas, pero es un acercarse, un mirar a una miseria que llevo dentro de mí y que el Señor comprende y salva. Porque todos tenemos miserias dentro”.
FEBRERO 28, 2017 15:17EL PAPA FRANCISCO