Los últimos serán los primeros
2. El obrero de la última hora tiene derecho al salario; pero es
menester que su
buena voluntad le haya tenido a disposición del Señor que debía
emplearle, y que este
retraso no sea fruto de su pereza o de su mala voluntad. Tiene derecho
al salario,
porque desde el alba, esperaba impacientemente al que le llamase a la
obra; era
trabajador, sólo le faltaba trabajo.
Pero si hubiese rehusado el trabajo todas las horas del día, si hubiese
dicho:
"Tomemos paciencia, el reposo me es agradable; cuando suene la
última hora, será
tiempo de pensar en el salario del día: ¿por qué tengo necesidad de
molestarme por un
amo que no conozco, a quien no quiero? cuanto más tarde, será
mejor". Este, amigos
míos, no hubiera encontrado el salario del obrero, sino el de la pereza.
¡Qué será, pues, de aquel que, en lugar de permanecer simplemente en la
inacción, haya empleado las horas destinadas al trabajo del día en
cometer actos
culpables, que haya blasfemado de Dios, vertido la sangre de sus
hermanos, puesto la
turbación en las familias, arruinado a los hombres de buena fe, abusado
de la inocencia,
que se haya, en fin, arrastrado en todas las ignominias de la
humanidad!; ¿que será, pues,
de aquél? ¿Le bastará decir en la última hora: Señor, yo he empleado mal
el tiempo;
tomadme hasta concluir el día, aun cuando haga poco, muy poco de mi
tarea, y dadme el
salario del trabajador de buena voluntad? No, no; le dirá el Señor: no
tengo trabajo para
tí por ahora, tú has malgastado el tiempo; has olvidado lo que
has aprendido; no sabes trabajar en mi viña. Empieza otra vez a
aprender, y cuando
estés mejor dispuesto, vendrás a mí, te abriré mi vasto campo y podrás
trabajar en él
todas las horas del día.
Buenos espiritistas, queridos míos, vosotros sois todos trabajadores de
la última
hora. Muy orgalloso fuera el que dijese: He empezado la obra a la aurora
y no la
concluiré hasta el anochecer. Todos vosotros habéis venido cuando se os
ha llamado, un
poco más temprano o un poco más tarde para la encarnación cuya cadena
lleváis; ¡pero
cuántos siglos han pasado desde que el Señor os ha llamado a su viña sin
que hayáis
querido entrar en ella! Este es el momento de tomar el salario; emplead
bien esta hora
que os queda, y no olvidéis que vuestra existencia, tan larga como os
parece, sólo es un
momento fugitivo en la inmensidad de los tiempos que forman para
vosotros la
eternidad. (Constantino,
espíritu protector. Bordeaux, 1863).
Mateo 20:16
Así, los últimos serán primeros, y los
primeros, últimos.
Mateo 20:16 Reina-Valera 1960 (RVR1960)
ResponderEliminar16 Así, los primeros serán postreros, y los postreros, primeros; porque muchos son llamados, mas pocos escogidos.