Caraetérea de los milagros.
CAPITULO XIII
4. —El Espiritismo viene á su vez á hacerlo que
cada ciencia lia hecho al tiempo de
su advenimiento:
revelar nuevas leyes y explicar por
consiguiente los
fenómenos que de ellas dependen.
Estos fenómenos, es cierto, se refieren á la existen
cia de los Espíritus y á su
intervencion en el mundo
material. Mas eso, se dice, es lo
sobrenatural. Para
que lo fuese, seria preciso probar
que los Espíritus y
sus manifestaciones son contrarios á
las ley es de la
naturaleza; que eso no es, ni puede
ser una de sus le
yes.
El Espíritu no es otra cosa que el
alma que sobre
vive al cuerpo; el sér principal,
puesto que no muere,
mientras que el cuerpo no es sinó
un accesorio que se
destruye. Su existencia es, pues ,
tan natural despues
como durante la encarnacion; está
sometido á las le
yes que rigen el mundo espiritual,
como el cuerpo es
tá sometido á las leyes que rigen
el principio material.
Pero como ámbos principios tienen
una afinidad nece
saria y que reaccionan
constantemente uno sobre otro,
y de su accion simultánea resultan
el movimiento y
la armonía del conjunto; se deduce
por consecuencia
que la espiritualidad y la
materialidad, son dos partes
de un mismo todo, tan naturales una
como otra y que
la primera no es una anomalía ni
una excepcion en el
órden de las cosas.
5. —Durante su encarnacion, el
Espíritu obra sobre
la materia por el intermedia 1 de su
cuerpo fluídico ó
perispíritu; lo mismo sucede fuera
de la encarnacion.
Hace como Espíritu y en la medida
de sus facultades,
lo que hacia como hombre; sólo que,
como no tiene ya
su cuerpo carnal por instrumento, se
sirve cuando es
necesario, de los órganos
materiales de un encarnado
el cual se convierte en lo que se
llama médium. Ha
ce como quien no pudiendo escribir
por si mismo, se
vale de un amanuense, ó como quien
no conociendo
un idioma que necesita para darse á
entender , busca
un intérprete. Un amanuense, un
intérprete , son los
médiums del hombre encarnado, como
el médium es
el amanuense ó el intérprete de un
Espíritu.
6. —El centro en el cual obran los
Espíritus, así
como los medios de ejecucion no
siendo los mismos
que en el estado de su encarnacion ,
los efectos deben
ser diferentes. Estos efectos
parecen sobrenaturales
porque son producidos por medio de
agentes distintos
de los que nosotros nos servimos ;
pero toda vez que
estos agentes existen en la
naturaleza y que las mani
festaciones se producen en virtud de
ciertas leyes, na
da hay de sobrenatural ni de
maravilloso en ellas. An
tes que se conociesen las
propiedades de la electri
cidad, los fenómenos eléctricos
pasaban por prodigios
á los ojos de ciertas gentes; pero
cuando la causa de
ellos fué conocida, lo maravilloso
desapareció. Lo mis
mo hay que decir de los fenómenos
espiritistas que no
salen ya del orden de las leyes
naturales, que de los
fenómenos eléctricos, acústicos,
luminosos y de otras
clases, que han sido el fundamento
de mil creencias
supersticiosas.
Extraído
del libro “EL GÉNESIS LOS MILAGROS Y LAS PROFECÍAS SEGÚN
EL ESPIRITISMO”
Allan
Kardec
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