Oraciones inteligibles


Oraciones inteligibles



16. Pues si yo no entendiere el valor de la voz, seré bárbaro para aquél a quien hablo: y el que habla, lo será para mí. "Porque si orare en una lengua que no entienda, mi espíritu ora, mas mi mente queda sin fruto". - Mas si alabares a Dios con el espíritu, el que ocupa lugar del simple pueblo, ¿cómo dirán "Amén" sobre tu bendición, "puesto que no entiende lo que tú dices?" - Verdad es que tú das bien las gracias, "mas el otro no es edificado". (San Pablo, Epístola 1ª a los Corint., capítulo XIV, v. 11, 14, 16 y 17).



17. La oración sólo tiene valor por el pensamiento que se une a ella, y es imposible unir el pensamiento a lo que no se comprende, por qué lo que no se comprende no puede conmover al corazón. Para la inmensa mayoría, las oraciones en un lenguaje incomprensible sólo son un conjunto de palabras que nada dicen al espíritu. Para que la oración conmueva, es preciso que cada palabra despierte una idea, y si no se comprende no puede despertar ninguna. Se repite como una simple fórmula, suponiéndole más o menos virtud según el número de veces que se repite; muchos oran por el deber y otros por conformarse con los usos; por esto creen haber cumplido su deber cuando han dicho una oración número de veces determinado, siguiendo tal o cual orden. Dios lee en el fondo del corazón y ve el pensamiento y la sinceridad; sería rebajarle creerle más sensible a la forma que al fondo. (Cap. XXVIII, número 2).



Extraído del libro “El evangelio según el espiritismo”
Allan Kardec


La nueva generación


La nueva generación



                                                                       




                                       
 EL UNIVERSO Y DIOS

-  León Denis -

La Ciencia, a medida que se adelanta en el conocimiento de la Naturaleza,  ha conseguido  hacer que  la idea de Dios retroceda, pero esta se engrandece retrocediendo.




El Ser eterno, desde el punto de vista teórico, se volvió tan majestuoso como el Dios fantástico de la Bíblia.

Lo que la Ciencia desterró para siempre fue la noción de un Dios antropomorfo, hecho a imagen del hombre y exterior al mundo físico.

Por eso, esa noción vino a ser sustituida por otra más elevada, la del Dios inmanente, siempre presente en el seno de las cosas.

Para nosotros, la idea de Dios no admite ya la de un ser cualquiera, sino la de un Ser que contiene a todos los seres.

El  Universo ya no será nunca más esa creación, esa obra salida de la nada, de la que hablan las religiones. Es un organismo inmenso, animado de vida eterna.


Así como nuestro cuerpo es dirigido por una voluntad central que gobierna sus actos y regula sus movimientos, del mismo modo que a través de las modificaciones de la carne nos sentimos vivir en una unidad permanente a la que llamamos Alma, Conciencia. Y así también el Universo, debajo de sus formas cambiantes, variadas, múltiples, se refleja, se reconoce, se posee en una Unidad vida, en una Razón consciente, que es Dios.

El Ser supremo no existe fuera del mundo, porque este es su parte integrante y esencial.

Él es la Unidad central a donde van a florecer y a armonizarse todas las relaciones.

Es el principio de solidaridad y de amor, por el cual todos los seres son hermanos. Es el foco desde donde se irradian y se escapan al infinito todas las potencias morales: la Sabiduría, la Justicia y la Bondad.

No hay, por tanto, creación espontánea, milagrosa; la creación es contínua, sin comienzo ni final.




El Universo siempre existió; posee en sí mismo su principio de fuerza, de movimiento. Trae consigo su objetivo.

El Universo se renueva incesantemente en sus partes; en el conjunto es eterno. Todo se transforma, todo evoluciona por el juego continuo de la vida y de la muerte, pero nada perece.

En cuanto nuestros cielos, se oscurecen y se extinguen solos, en cuanto que mundos envejecidos se disgregan y se deshacen en otros puntos, sistemas nuevos se elaboran, astros nuevos se encienden y mundos vienen a la luz.

A la par con la decrepitud y con la muerte, humanidades nuevas aparecen en un eterno renovar.

Y, a través de los tiempos sin fin y de los espacios sin límites, la obra grandiosa prosigue por el trabajo de todos los seres, solidarios unos con otros, y en provecho de cada uno.

El Universo nos ofrece el espectáculo de una evolución incesante. àra la cual todos concurren, de la cual todos participan.

A esa obra gigantesca la preside un principio inmutable:




El de la Unidad universal, unidad divina que abraza, liga y dirige todas las individualidades, todas las actividades particulares, haciéndolas converger hacia un fin común, que es la Perfección en la plenitud de la existencia.

Acción de la oración. Transmisión del pensamiento 2


Acción de la oración. Transmisión del pensamiento 2







12. Si los males de la vida se dividen en dos partes, una compuesta de aquellos que el hombre no puede evitar y la otra de las tribulaciones cuya primera causa es él mismo por su incuria y sus excesos (capítulo V, número 4), se verá que ésta sobrepuja de mucho en número a la primera. Es, pues, evidente, que el hombre es el autor de la mayor parte de sus aflicciones, y que se las ahorraría si obrase siempre con moderación y prudencia.

No es menos cierto que estas miserias son resultado de nuestras infracciones a las leyes de Dios, y que si las observásemos puntualmente seríamos felices. Si no traspasáramos el límite de lo necesario en la satisfacción de nuestras necesidades, no tendríamos las enfermedades que son consecuencia de los excesos y las vicisitudes que conducen a ellos; si pusiéramos límite a nuestra ambición, no temeríamos la ruina; si no quisiéramos subir más alto de lo que podemos, no temeríamos caer; si fuésemos humildes, no sufriríamos los desengaños del orgullo rebajado; si practicáramos la ley de caridad, no maldeciríamos ni seríamos envidiosos, ni celosos, y evitaríamos las querellas y las disensiones; si no hiciéramos mal a nadie, no temeríamos las venganzas, etc., etc. Admitamos que el hombre no pueda nada sobre los otros males y que todas las oraciones sean superfluas para preservarse de ellos; ¿no sería ya bastante el que pudiera evitar todo lo que proviene de sus propios hechos? Pues aquí la acción de la oración se concibe perfectamente, porque tiene por objeto solicitar la inspiración saludable de los buenos espíritus, pidiéndoles fuerza para resistir a los malos pensamientos, cuya ejecución puede sernos funesta. En este caso "no desvían el mal, sino que nos desvían a nosotros mismos del pensamiento que puede causarlo; en nada embarazan los decretos de Dios ni suspenden el curso de las leyes de la naturaleza; "sólo nos impiden infringir estas leyes dirigiendo nuestro libre albedrío"; pero lo hacen sin saberlo nosotros y de una manera oculta, para no encadenar nuestra voluntad. El hombre se encuentra entonces en la posición de aquél que solicita buenos consejos y los pone en práctica, pero siempre es libre de seguirlos o dejarlos de seguir; Dios quiere que así suceda para que tenga la responsabilidad de sus actos dejándole el mérito de la elección entre el bien y el mal. Esto es lo que el hombre siempre está seguro de obtener si lo pide con fervor, y a lo que sobre todo pueden aplicarse estas palabras: "Pedid y se os dará". La eficacia de la oración, aun reducida a esta proporción, ¿no tendría, acaso, un resultado inmenso? Estaba reservado al Espiritismo el probarnos su acción por la revelación de las relaciones que existen entre el mundo invisible y el mundo visible. Pero no se limitan únicamente a éstos sus efectos. La oración está recomendada por todos los espíritus; renunciar a la oración es desconocer la bondad de Dios; es renunciar para sí mismo a su asistencia y para los otros al bien que puede hacérseles.



13. Dios, accediendo a la súplica que se le dirige, tiene la mira de recompensar la intención, la sinceridad y la fe del que ruega; por este motivo la oración del hombre de bien tiene más mérito a los újos de Dios y siempre más eficacia que la del hombre vicioso y malo, porque éste no puede rogar con el fervor y la confianza que sólo se adquiere por el sentimiento de la verdadera piedad. Del corazón del egoísta, de aquél que ruega sólo con la articulación de la palabra, no pueden salir los impulsos de caridad que dan a la oración todo su poder. De tal modo así se comprende, que, por un movimiento instintivo, nos recomendamos con preferencia a las oraciones de aquellos cuya conducta se cree ser agradable a Dios, porque son más escuchados.



14. Si la oración ejerce una especie de acción magnética, podría creerse que su efecto está subordinado al poder fluidico; pero no sucede así: puesto que los espíritus ejercen esta acción sobre los hombres, suplen cuando es necesario la insuficiencia del que ora, ya obrando directamente "en su nombre", ya dándole momentáneamente una fuerza excepcional, cuando se le juzga digno de este favor o cuando la cosa puede ser útil.

El hombre que no se cree bastante bueno para ejercer una influencia saludable, no por esto debe abstenerse de rogar por otro, con el pensamiento de que no es digno de ser escuchado. La conciencia de su inferioridad es una prueba de humildad siempre agradable a Dios, que toma en cuenta la intención caritativa que le anima su fervor y su confianza en Dios, son el primer paso de la vuelta al bien, y los buenos espíritus se felicitan de poderle alentar. La oración que no se escucha es la del "orgulloso que sólo tiene fe en su poder y en sus méritos, creyendo poder substituirse a la voluntad del Eterno".



15. El poder de la  "oración" está en el pensamiento; no se concreta a las palabras, ni al lugar, ni al momento que se hace. Se puede, pues, rogar en todas partes y a todas horas, estando solo o acompañado. La influencia del lugar o del tiempo está en relación de las circunstancias que pueden favorecer el recogimiento. "La oración en común tiene una acción más poderosa cuando todos aquellos que oran se asocian de corazón a un mismo pensamiento y tienen un mismo objeto", porque es como si muchos levantasen la voz juntos y unísonos; pero ¡qué importaría estar unidos en gran número, si cada uno obrase aisladamente y por su propia cuenta personal! Cien personas reunidas pueden orar como egoístas, mientras que dos o tres, unidas en una común aspiración, rogarán como verdaderos hermanos en Dios, y su oración tendrá más poder que la de los otros ciento. (Cap. XXVIII, números 4 y 5).



Extraído del libro “El evangelio según el espiritismo”
Allan Kardec

Evolucion de la mediumnidad


Tema¦ Evolucion de la mediumnidad

Anotaciones

Reunión # 44



·         la evolución se efectúa en todos los niveles de la vida

·         Todo proceso evolutivo precisa de un comienzo y un desarrollo de la labor, siempre orientado hacia metas más elevadas.

·         ¿Necesariamente los trabajos mediúmnicos están llama dos a permanecer siempre sujetos a las mismas normas y directrices?

o   donde existen muchas menos limitaciones de toda índole, van a tener tan escasos recursos que no tengan opción a un progreso en sus actividades

·         en los comienzos del espiritismo, la idea de asistir a una sesión mediúmnica, comportaba más una curiosidad, un deseo de participar en algo novedoso, que un anhelo eminentemente espiritual

·         en los tiempos actuales se tiene conceptuada la sesión mediúmnica de esclarecimiento, como algo más espiritual, más trascendente, más serio y digno que en sus inicios pudieran interpretar muchos de sus seguidores

o   nuestros protectores, los que preparan y asumen la mayor responsabilidad

·         Conforme se está desarrollando ahora el trabajo mediúmnico, si bien se está haciendo bastante, es poco el fruto que se consigue, debido al desalojo de las posiciones del astral.

·         nueva forma de desarrollar un trabajo de esclarecimiento, a través de médiums de incorporación

o   desempeña un papel relevante la facultad de “elevación”

o   recoger todos los pensamientos aunados de los reunidos

o   debe de estar pendiente de sus pensamientos, deseos y acciones para no desequilibrarse emocionalmente

·         no existen las casualidades ni las improvisaciones



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No a la Incorporación de Espíritus 11-13-13 -- Soy Espírita










Mediumnidad de la Incorporación de Los Espíritus Impuros no es Espiritismo - Soy Espírita














Iris de la Rosa Vélez

20 marzo de 2017


Acción de la oración. Transmisión del pensamiento


Acción de la oración. Transmisión del pensamiento



9. La oración es una invocación; por ella nos ponemos con el pensamiento en relación con el ser a quien nos dirigimos. Puede tener por objeto suplicar, dar gracias o glorificar. Se puede orar para sí mismo, para otro, para los vivos y para los muertos. Las oraciones dirigidas a Dios son oídas por los espíritus encargados de la ejecución de su voluntad, y las que se dirigen a los buenos espíritus son transmitidas a Dios. Cuando se ruega a otros seres que a Dios, sólo es con el titulo de intermediarios, de intercesores, porque nada puede hacerse sin la voluntad de Dios.



10. El Espiritismo hace comprender la acción de la oración, explicando el modo de transmitir el pensamiento, ya sea que el ser a quien se ruega venga a nuestro llamamiento, o que nuestro pensamiento llegue a el. Para formarse una idea de lo que sucede en esta circunstancia, es menester representar a todos los seres, encarnados y desencarnados, sumergidos con un fluido universal que ocupa el espacio, como aquí lo estamos en la atmósfera. Ese fluído recibe una impulsión de la voluntad;  es el vehículo del pensamiento, como el aire lo es del sonido, con la diferencia de que las vibraciones del aire están circunscritas, mientras que las del fluído universal se extienden hasta el infinito. Luego, cuando el pensamiento se dirige hacia un ser cualquiera que está en la tierra o en el espacio, del encarnado al desencarnado o del desencarnado al encarnado, se establece una corriente fluídica entre los los, la cual transmite el pensamiento como el aire transmite el sonido.

La energía de la corriente está en razón con la del pensamiento y de la voluntad. Así es como la oración es oída por los espíritus en cualquier parte que se encuentren, como los espíritus se comunican entre sí, como nos transmiten sus inspiraciones y como se establecen relaciones a distancia entre los encarnados. Esta explicación, es sobre todo, para aquellos que no comprenden la utilidad de la oración puramente mística; no es con objeto de materializar la oración, sino con el fin de hacer comprensible su efecto, manifestando que puede tener una acción directa y efectiva, sin que por esto deje de estar menos subordinada a la voluntad de Dios, juez supremo de todas las cosas y el único que puede hacer eficaz su acción.



11. Por la oración el hombre llama el concurso de los buenos espíritus que vienen a sostenerle en sus buenas resoluciones y a inspirarle buenos pensamientos, adquiriendo de este modo la fuerza moral necesaria para vencer las dificultades y volver a entrar en el camino derecho si se ha desviado, así como también puede desviar de sí los males que se atrae por sus propias faltas. Un hombre, por ejemplo, vé su salud deteriorada por los excesos que ha cometido, arrastrando hasta el fin de sus días una vida de sufrimientos; ¿tiene acaso, derecho a quejarse si no consigue la curación? No, porque en la oración hubiera podido encontrar la fuerza necesaria para resistir las tentaciones.



Extraído del libro “El evangelio según el espiritismo”
Allan Kardec

Quiero contigo estar


Quiero contigo estar



Me dice que me ama

Y te creo y así lo siento.

Te amo porque me cuidas

Me extraña y te sueños.

A ti te buscaría por cielo y mar.

No me mientas. Que yo no te miento

Cuando te digo que contigo quiero siempre estar.

Viendo el amanecer junto a ti

No hay cosa igual.

Las ramas de los árboles se abrazan

Cuando nos ves junto hablar.

El camino del destino sola, jamás

Quiero contigo estar.

Justos borremos la tristeza

Y derramemos felicidad.



Iris de la Rosa Vélez

12 enero de 2017

PARÁBOLA DE LAS VÍRGENES SENSATAS Y DE LAS NECIAS


PARÁBOLA DE LAS VÍRGENES SENSATAS Y DE LAS NECIAS





“El Reino de Dios será comparado a diez vírgenes que, tomando sus lámparas, salieron al encuentro del novio. Cinco de ellas eran necias y cinco sensatas. Las necias, tomando sus lámparas no se proveyeron de aceite; mientras que las sensatas llevaron las lámparas y aceiteras con aceite. Como tardara el novio, les entró sueño y todas se durmieron. A media noche se oyó un grito: ya está ahí el novio, salid a su encuentro. Entonces se despertaron todas las vírgenes y se pusieron a aderezar sus lámparas. Las necias dijeron a las sensatas: Dadnos de vuestro aceite, pues nuestras lámparas se apagan. Las sensatas respondieron: No sea que no baste para nosotras y vosotras, mejor es que vayáis a los vendedores y lo compréis. Mientras fueron a comprarlo, vino el novio y las que estaban dispuestas entraron con él a las bodas y se cerró la puerta. Más tarde llegaron también las otras vírgenes diciendo: Señor, señor, ábrenos. Y él respondió: os aseguro que no os conozco.  Por tanto, estad en guardia, porque no sabéis el día ni la hora.”



(Mateo, XXV, 1-13).





Hay vírgenes y vírgenes, porque si unas son sensatas, otras son necias. Esta interesante parábola deja ver bien claro que el Reino de los Cielos no es un pandemónium de sabios e ignorantes, no es un ambiente donde tengan la misma medida los sensatos y los atolondrados. La instrucción espiritual es indispensable, así como lo es la instrucción intelectual en la vida social. Los que pasan la vida ociosamente bebiendo de ella lo que tiene de bueno para ofrecerles para la satisfacción de sus deleites, los necios que creen obtener el Reino de Dios, sin estudiar, sin esfuerzo, sin trabajo, finalmente aquellos que no hacen provisión de conocimientos que les aumenten la fe, están sujetos a ver apagadas sus lámparas, y perderán la entrada a las bodas cuando se vieran forzados, de un momento a otro, a adquirir el aceite, que representa los conocimientos que hacen combustión en nuestras almas, encendiendo en nuestro corazón la lámpara sagrada de la Fe.

La fe sin conocimiento puede ser comparada a una lámpara mal abastecida que a media noche no da más luz. Así es la fe dogmática, misteriosa, abstracta: en el momento de las pruebas, de los dolores, de los sufrimientos, en la mitad de la noche por la que todos pasan, esa fe es semejante a la mecha humeante, de la torcida que ya sorbió la última gota de aceite.  La prudencia, al contrario, manda al hombre que sea precavido, que abastezca abundantemente no solamente su lámpara, sino también la mayor vasija que pudiera transportar, con el combustible que se convierte en luz para iluminar sus pasos, el camino, la senda por donde tiene que seguir, y que así pueda, envuelto en claridad, afrontar las tinieblas de la noche entera y aún le sobre luz para con ella saludar a los primeros rayos de Sol naciente. La prudencia manda al hombre que estudie, investigue, examine, razone y comprenda. Las vírgenes, tanto las de primera condición, como las de la segunda, representan la incorruptibilidad, representan a todos aquellos que se conservan exentos de la corrupción del mundo. Pero no basta resguardarse de la corrupción para aproximarse al Gran Modelo: Jesucristo. Así como sin la lámpara bien abastecida de combustible las vírgenes necias no pudieron ir al encuentro del novio y entrar con él en las bodas, así tampoco sin una luz que alumbre bien y también una provisión de combustible que dé luz, nadie puede ir al encuentro de Cristo y penetrar en los umbrales de la alianza espiritual, para tomar parte de las bodas, cantando hosannas al santo nombre de Dios. La necedad es un obstáculo que paraliza el espíritu, arrojándolo después en la más densa oscuridad. No basta la virginidad espiritual para que la criatura humana entre en el Reino de Dios, es necesario que la misma vaya unida al conocimiento, a todo el conocimiento que nos fue dado por Jesucristo, nuestro Maestro y Hermano Mayor.

No puede haber en el Cielo una mezcla de ignorancia y de santidad. Toda santidad está llena de sabiduría, porque es de la sabiduría aliada a la santidad de donde viene la verdadera Fe y la consecuente práctica de las buenas obras. Las vírgenes necias, por no tener aceite, no encontraron y no pudieron recibir al novio, así como no tomaron parte en las bodas, porque sus lámparas se apagaron a la llegada del novio. Las vírgenes sensatas, por el contrario, acompañaron al novio y con él entraron en las bodas, porque tenían sus lámparas bien encendidas. La Religión no es una creencia abstracta. Es un conjunto maravilloso de hechos, de enseñanzas, que se unen, se completan y se armonizan concretamente. Sólo los necios no la comprenden, porque no abastecen las lámparas que les iluminarían ese Reino de la Verdad, donde las bodas eternas felicitan a los espíritus trabajadores, humildes y sensatos. La necedad, es la antítesis de la sensatez; esta no puede existir donde impera aquella. Necedad, ignorancia, falta de cordura, son los mayores obstáculos para la elevación del Espíritu hacia Dios. La sensatez está llena de sabiduría, de prudencia, de consideración y de serenidad de espíritu. La prudencia no obra desordenadamente, sino que se afirma por la templanza, por la sensatez y por la discreción. Lo inverso se da con la necedad. Envuelta en tinieblas, debatiéndose en plena oscuridad, no mide las responsabilidades, no prevé consecuencias, no razona los actos que practica. Esta parábola, como decimos, enseña a los que aspiran al Reino de los Cielos, la necesidad de instrucción, del cultivo del espíritu, del ejercicio de la inteligencia y de la razón, para la obtención del conocimiento supremo, que nos elevará a la eterna felicidad. No basta decir: ¡Señor! ¡Señor! No basta decir oraciones, ni buscar oraciones más o menos emocionantes para que la puerta de la felicidad se nos abra. Es necesario, ante todo, “abastecer las lámparas y los vasos”. El mandamiento no es sólo: amaos, también es: instruíos. La sabiduría es el aceite sagrado de la instrucción. Sin ella no existe el camino para el Reino de los Cielos, ni la entrada para la “Casa de Dios”. Siendo nuestra estancia en la Tierra un medio de instrucción, seremos necios si descuidamos ese deber para entregarnos a labores o diversiones fútiles que ningún progreso espiritual nos pueden proporcionar. Las cinco “vírgenes sensatas” simbolizan a los que leen, estudian, experimentan, investigan, razonan, y, procuran comprender la vida, trabajando por su propio perfeccionamiento. Las cinco “vírgenes necias” son el símbolo de aquellos que saben todo lo que pasó, menos lo que necesitan saber: no estudian, les fastidia cuando se les habla de asuntos espirituales; llegan incluso a decir que, mientras están en esta vida, de ella disfrutarán, reservando su trabajo de Espíritu para cuando pasen para el Otro Mundo. Generalmente, son estos los que, en los momentos angustiosos, o cuando la “muerte” llama a su puerta, se revisten de una “fe” toda ficticia y exclaman: ¡Señor! ¡Señor! Y como no pueden obtener el “aceite” del que habla la parábola, piensan que lo pueden adquirir a través de los mercaderes, pero al volver encuentran “la puerta cerrada” y oyen la voz desde dentro que les dice: “¡En verdad no os conozco!” Es necesario vigilar: buscar la verdad donde quiera que se encuentre. Es necesario adquirir conocimientos, luces internas que nos hacen ver al Señor y nos permiten ingresar en su morada. La Religión es Luz y Armonía; así se presentó ella a los Discípulos en el Cenáculo: en forma de “lenguas de fuego y como un viento impetuoso que llenó toda la sala”. Y para seguirla es necesario tener ojos y oídos. La necedad nada sabe, nada comprende, nada conoce y nada piensa. Sólo la sensatez nos puede guiar en el camino de la Vida, aproximándonos a Aquél por cuyos dictámenes conseguiremos nuestra redención espiritual.

Eficacia de la oración


Eficacia de la oración



5. Por tanto os digo, que todas las cosas que pidiéreis orando, creed que las recibiréis y os vendrán. (San Marcos, capítulo XI, v. 24).


6. Hay gentes que niegan la eficacia de la oración fundándose en el princípio de que, conociendo Dios nuestras necesidades, es superfluo exponérselas. Aun añaden, que encadenándose todo el universo por leyes eternas, nuestros votos no pueden cambiar los decretos de Dios. Sin ninguna duda hay leyes naturales e inmutables que Dios no puede anular a capricho de cada uno; pero de esto a creer que todas las circunstancias de la vida están sometidas a la fatalidad, es grande la distancia. Si así fuese, el hombre sólo sería un instrumento pasivo, sin libre albedrío y sin iniciativa. En esta hipótesis no habria más que doblar la cabeza al golpe de los acontecimientos, sin evitarlos, y por lo tanto, no se hubiera procurado desviar el rayo. No ha dado Dios al hombre el juicio y la inteligencia para no servirse de ellos, ni la voluntad para no querer, ni la actividad para estar en la inacción. Siendo libre el hombre para obrar en un sentido o en otro, sus actos tienen para sí y para los otros consecuencias subordinadas a lo que hace o deja de hacer; hay acontecimientos que por su iniciativa escapan forzosamente a la fatalidad sin que por esto se destruyan la armonia de las leyes universales, como si se adelanta o retrasa la saeta de un reloj, tampoco se destruye la ley del movimiento sobre la cual está establecido el mecanismo. Dios puede acceder a cieflas súplicas sin derogar la inmutabilidad de las leyes que rigen el conjunto, quedando siempre su acción subordinada a su voluntad.



7. Seria ilógico deducir de esta máxima: "Todas las cosas que pidiéreis orando, creed que las recibiréis y os vendrán", que basta pedir para obtener como sería injusto acusar a la Providencia si no accede a otro lo que se le pide, puesto que sabe mejor que nosotros lo que nos conviene. Hace lo mismo que un padre prudente que rehusa a su hijo las cosas contrarias al interés de éste. Generalmente el hombre sólo ve el presente; mas si el sufrimiento es útil para su futura felicidad, Dios le dejará qqe sufra, como el cirujano deja sufrir al enfermo en la operación que debe conducirle a la curación. Lo que Dios le concederá, si se dirige a El con confianza, es valor, paciencia y resignación. También le concederá los medios para que él mismo salga del conflicto, con ayuda de las ideas que le suglere por medio de los buenos espíritus, dejándole de este modo todo el mérito; Dios asiste a los que se ayudan a si mismos, según esta máxima: "Ayúdate y el cielo te ayudará", y no a aquellos que todo lo esperan de un socorro extraño, sin hacer uso de sus propias facultades; pero casi siempre se preferiría el ser socorrido por un milagro sin que nos costase ningún trabajo. (Capítulo XXV, números 1 y siguientes.)



8. Pongamos un ejemplo: Un hombre se ha perdido en el desierto y sufre una sed horrible; siéntese desfallecer y se deja caer en el suelo; ruega a Dios que le asista, y espera; pero ningún ángel viene a traerle agua. Sin embargo, un buen espíritu le ha "sugerido" el pensamiento de levantarse, seguir uno de los senderos que se presentan ante él, y entonces por un movimiento maquinal, se reviste de ánimo, se levanta y marcha a la ventura. Llega a una colina, descubre lejos un arroyuelo, y a esta vista, recobra ánimo. Si tiene fe, exclamará: "Gracias, Dios mío, por el pensamiento que me habéis inspirado y por la fuerza que me habéis dado". Si no tiene fe, dirá: "¡Qué buen pensamiento he tenido! ¡Qué suerte haber tomado el camino de la derecha más bien que el de la izquierda! la casualidad, verdaderamente, nos sirve bien algunas veces. ¡Cuánto me felicito por mi valor en no dejarme abatir!" Pero dirán algunos: "¿por qué el buen espíritu no le dijo bien claro, sigue esta senda, y al extremo encontrarás lo que te hace falta? ¿Por qué no se le ha manifestado, para guiarle y sostenerdle en su abatimiento? De este modo le hubiera convencido de la intervención de la Providencia". En primer lugar sucede así para enseñarle que debe ayudarse a sí mismo y hacer uso de sus propias fuerzas, y luego, por tal incertidumbre, Dios pone a prueba la confianza que en El se tiene, así como la sumisión a su voluntad. Ese hombre estaba en la situación de un niño que cae, y si ve a alguno, grita y espera que le vayan a levantar; si no ve a nadie, hace esfuerzos y se levanta solo. Si el ángel que acompañó a Tobías le hubiese dicho: "Soy el enviado de Dios para guiarte en tu viaje y preservarte de todo peligro", Tobias no hubiera tenido ningún mérito; confiando en su compañero, ni aun hubiera tenido necesidad de pensar; por esto el angel no se dió a conocer hasta el regreso.



Extraído del libro “El evangelio según el espiritismo”
Allan Kardec

La reencarnación fue borrada del cristianismo


La reencarnación fue borrada del cristianismo- Comience bien...






      Si Jesús Cristo y los primeros cristianos aceptaban la reencarnación, nos preguntamos entonces, por qué esta verdad se perdió en algún momento y por qué no forma parte de la teología cristiana oficial hoy en día.

La respuesta a esa pregunta hay que comenzar a buscarla en los eventos históricos que siguieron al Primer Concilio de Nicea en el año 325 AC, cuando el emperador romano Constantino decidió convertir el cristianismo en la religión oficial del imperio.

Sobre este tema se ha escrito mucho recientemente gracias al trabajo de historiadores y eruditos, los cuales han contribuido a una mejor comprensión de los orígenes del cristianismo apoyándose en nuevos documentos de gran valor histórico como son los códices gnósticos descubiertos en Nag Hammadi (Egipto) en 1945, que incluyen varios nuevos Evangelios, y a los Pergaminos del Mar Muerto encontrados en Qumrán a partir de 1947.

Por ejemplo, el libro Children’s Past Lives, de Carol Bowman y Steve Bowman en el capítulo 14,
“Dogma bites man”, resume muy claramente cómo ocurrió ese proceso


 EL DOGMA MUERDE AL HOMBRE

El asombroso carisma de Jesús Cristo y su ministerio de buena-nueva cambió profundamente las vidas de los que lo conocieron y siguieron. El entusiasmo y espíritu de los primeros cristianos se extendió por el Oriente Medio hasta que lo que comenzó como un inspirado culto de judíos en la polvorienta Judea creció hasta convertirse en un movimiento religioso revolucionario que abarcó todo el imperio romano.

A medida que las ideas se dispersaban, se colaban a través de las prácticas y teologías de las religiones existentes y tomó formas que Jesús no hubiera reconocido —especialmente la institución del sacerdocio para mediar entre el hombre y Dios.

Durante los primeros tres siglos de la era cristiana, no existía una sola doctrina cristiana, la teología y doctrina cristiana —interpretaciones de las enseñanzas de Cristo mezcladas con ideas de otras filosofías y religiones—eran intensamente debatidas al menos por los primeros trescientos años.

Muchos de los pilares de la fe que los cristianos toman por dado hoy eran, durante este largo período de flujo, simplemente otro punto de vista más entre muchos.

Es un hecho que algunas sectas cristianas y escritores aceptaban la reencarnación como una extensión de las enseñanzas de Cristo. Orígenes de Alejandría, uno de los aclamados Padres de la Iglesia y descrito por San Gregorio como “el Príncipe de la enseñanza cristiana en el tercer siglo”, escribió:

“Cada alma viene a este mundo fortalecida por las victorias y debilitada por las derrotas de sus vidas anteriores”.

Entonces, si la reencarnación era una idea en circulación entre los primeros cristianos, ¿por qué ha desparecido de la religión cristiana tal y como la conocemos hoy?

A principios del siglo IV, las más fuertes facciones cristianas pugnaban unas con otras por influencia y poder, mientras que al mismo tiempo el imperio romano se desmoronaba. En el año 325 aC, en una movida para tratar de renovar la unidad del imperio, el dictador absoluto Emperador Constantino convocó a los líderes de las facciones Cristianas en pugna al Concilio de Nicea.

Él les ofreció lanzar todo su poder imperial a favor de los cristianos si ellos resolvían sus diferencias y acordaban un credo único.

Las decisiones que se hicieron en este concilio crearon la fundación de la Iglesia Católica Romana. (al poco tiempo, los libros de la Biblia serían editados y “corregidos” también).

A favor de la unidad, todas las creencias que entraran en conflicto con el nuevo credo serían descartadas; en el proceso las facciones y los escritos que soportaban la reencarnación fueron desechados.

Entonces, con el aplauso y el apoyo de los líderes cristianos, Constantino procedió a eliminar las religiones competidoras, haciendo su dominio personal sobre el imperio aún más absoluto.

El resultado de este matrimonio entre Iglesia e imperio estatal trajo como resultado una nueva Iglesia hecha a la imagen del autocrático imperio romano.

Éste es el porqué de que, según algunos historiadores, la Iglesia exalta la autoridad central no cuestionada, impone un único credo dogmático, y trabaja tan duro para eliminar las ideas divergentes. Esto es muy importante porque la reencarnación cayó fuera del credo oficial.

Aparentemente algunos cristianos continuaron creyendo en la reencarnación aun después del

Concilio de Nicea, porque en el año 553 aC la Iglesia tuvo la necesidad de enfrentar de nuevo el concepto de la reencarnación y condenarlo explícitamente.

En el Segundo Concilio de Constantinopla el concepto de la reencarnación, unido con otras ideas bajo el término “preexistencia del alma”, fue decretado como un crimen merecedor de la excomunión y condenación (anatema).

Cita: “Si alguna persona afirma la fabulosa preexistencia del alma, y afirma la monstruosa restauración que sigue; que esa persona sea anatema.”

¿Por qué la Iglesia se esfuerza tanto en desacreditar la reencarnación? El impacto psicológico de la reencarnación puede ser la mejor explicación.

Una persona que cree en la reencarnación asume responsabilidad por su propia evolución espiritual a través del renacer.

Él o ella no necesitan sacerdotes, confesionarios o rituales para evitar la maldición (ideas estas que por cierto no son parte de las enseñanzas de Jesús).

Esa persona necesita solamente ocuparse de sus propios actos hacia él mismo y hacia los demás.

Creer en la reencarnación elimina el miedo al infierno eterno que la Iglesia usa para disciplinar a su rebaño. En otras palabras,

la reencarnación directamente socava la autoridad y el poder de la dogmática Iglesia.

No es de extrañar entonces que la reencarnación ponga a los defensores de la fe tan nerviosos.

A pesar del decreto del 553, la creencia en la reencarnación persistió entre los creyentes de fila.

Hicieron falta otros mil años y mucho derramamiento de sangre para completamente borrar la idea.

A principios del siglo XIII, los cátaros, una devota e iluminada secta de cristianos que creían en la reencarnación, floreció en Italia y en sur de Francia. El Papa lanzó una cruzada para detener semejante herejía, medio millón de personas fueron masacradas, villas completas de una sola vez, y los Cataros fueron totalmente barridos del mapa.

Esta purga impuso el tono de la brutal Inquisición que comenzaría pronto. No sólo la creencia en la reencarnación era causa de persecución, sino cualquier idea metafísica que cayera fuera del dogma de la Iglesia.

La criminal eficiencia de la Inquisición demostró ser efectiva. La persecución por parte de la Iglesia institucional amedrentó nuestra psiquis colectiva y nos rodeó de una cerca invisible que separa lo que es seguro de lo que es peligroso de creer.

Desde entonces, las personas que albergan ideas prohibidas han aprendido a mantener esos pensamientos para ellos mismos.

Nuestra memoria cultural aún recuerda el miedo a la represión por ser asociado públicamente con cualquier práctica de ocultismo, por usar los poderes psíquicos, o por creer en la reencarnación.

He aquí la fuente del doble estándar moral.

No es sorpresa entonces que muchas personas hoy creen en la reencarnación privadamente pero temen que si se hace público, serán atacados por ser diferentes o raras (la palabra moderna para herejía).

Tal vez si comprendemos de donde viene ese miedo, podremos negarle su control sobre nosotros y apagar esa cerca invisible. Entonces cuando nuestros niños hablen de vidas pasadas, podamos seguir nuestro corazón y no nuestros miedos —y le creamos.

Tomado del libro “La Sociedad Espiritista Cubana”

Cualidades de la oración


Cualidades de la oración



1. Y cuando oréis, no seréis como los hipócritas, que aman el orar en pie en las sinagogas y en las esquinas de las plazas para ser vistos de los hombres: en verdad os digo recibieron su galardón. - Mas tú, cuando orares, entra en tu aposento, y cerrada la puerta, ora a tu Padre en secreto, y tu Padre que ve en lo secreto, te recompensará. - Y cuando oráreis, no habléis mucho como los gentiles, pues piensan que por mucho hablar serán oídos. - Pues no queráis asemejaros a ellos porque vuestro Padre sabe lo que habéis menester, antes que se lo pidais. (San Mateo, cap. VI, v. de 5 a 8).



2. Y cuando estuviéreis para orar, si tenéis alguna cosa contra alguno, perdonadle: para que vuestro Padre que está en los cielos, os perdone también vuestros pecados. - Porque si vosotros no perdonáreis, tampoco vuestro Padre que está en los cielos os perdonará vuestros pecados. (San Marcos, capítulo XI, v. 25 y 26).



3. Y dijo también esta parábola a unos que fiaban en sí mismos, como si fuesen justos y despreciaban a los otros. - Dos hombres subieron al templo a orar: el uno era fariseo y el otro publicano. - El fariseo, estando en pie, oraba en su interior de esta manera: "Dios, gracias te doy porque no soy como los otros hombres, robadores, injustos, adúlteros, así como este publicano. - Ayuno dos veces a la semana, doy diezmos de todo lo que poseo. -Mas el publicano, estando lejos, no osaba ni aún alzar los ojos al cielo; sino que hería su pecho, diciendo: Dios, muéstrate propicio a mí, pecador. - Os digo que éste, y no aquél, descendió justiucado a su casa: porque todo hombre que se ensalza, será humillado, y el que se humilla, será ensalzado. (San Lucas, cap. XVIII, v. de 9 a 14).



4. Jesús definió las cualidades de la oración claramente, diciendo: Cuando roguéis, no os pongáis en evidencia; rogad en secreto y no afectéis rogar mucho porque no será por la multitud de las palabras que seréis oídos, sino por la sinceridad con que sean dichas; antes de orar, si tenéis alguna cosa contra alguien, perdonádsela, porque la oración no podría ser agradable a Dios si no sale de un corazón purificado de todo sentimiento contrario a la caridad; en fin, rogad con humildad, como el publicano, y no con orgullo, como el fariseo: examinad vuestros defectos y no vuestras cualidades, y si os comparáis con otros, buscad lo que hay de malo en vosotros. (Cap. X, números 7 y 8.)


Extraído del libro “El evangelio según el espiritismo”
Allan Kardec

Evolución Anímica


Tema¦ Evolución Anímica





Anotaciones

Reunión # 43



  • Evolución
    • 1   Cambio o transformación gradual de algo, como un estado, una circunstancia, una conducta, una idea, etc
    • 2   Proceso gradual de cambios acumulativos mediante el cual los seres vivos han variado a lo largo de sucesivas generaciones desde los primeros organismos unicelulares hasta el conjunto actual de complejos organismos vivos de nuestro planeta
    • 3   Movimiento de alguien o algo que se desplaza describiendo curvas
  • Anímica es relativa al alma, al estado psíquico y espiritual
    • anímica significa “la cualidad de la respiración, de vida, del alma
    • El estado anímico es un estado psicológico en el cual el individuo manifiesta las vivencias afectivas y emocionales que está viviendo
  • El libro de los Espíritus, en la pregunta 115, nos dice: "Dios creó a todos los espíritus sencillos e ignorantes".
  • "somos creados simples e ignorantes", lo que implica que no habría nada malo que limpiar ni corregir en el principio el espíritu, preparado para empezar a vivir experiencias físicas, intelectuales, emocionales y morales, de tal forma que podamos comenzar la evolución en busca de la perfección.
  • los hombres se encuentran sometidos a la ley del progreso,
  • Dios no se contradice… en la naturaleza todo se eslabona y armoniza por leyes generales que trasuntan su infinita justicia y sabiduría.
  •  el principio inteligente experimenta una transformación y se convierte en espíritu.
  • el espíritu podrá conservar durante algunas generaciones reflejos de su primitivo estado.
  • “En la naturaleza todo se eslabona, desde el átomo primitivo hasta el arcángel, pues él mismo comenzó en un átomo; admirable ley de armonía cuyo conjunto no puede aprehender aún el hombre.
  • el principio inteligente toma a su cargo el gobierno del cuerpo, manifestando su presencia por los primeros fulgores del instinto.





Referencias consultadas





  • http://es.thefreedictionary.com/evoluci%c3%b3n
  • http://www.significados.com/animica/
  • http://www.elangeldelbien.com/2009/01/pensamientos-sobre-la-evolucin-anmica.html
  • http://www.akardec.com/?p=20902
  • http://inquietudesespiritas.blogspot.com/2015/03/evolucion-animica.html









Iris de la Rosa Vélez

 13 marzo de 2017


Mediumnidad gratuita


Mediumnidad gratuita



7. Los médiums modernos - porque los apóstoles poseían también la mediumnidad - han recibido igualmente de Dios un don gratuito, que consiste en ser los intérpretes de los espíritus para la instrucción dc los hombres, para enseñarles el camino del bien y conducirles a la fe, y no para vender palabras que no les pertenecen, porque no son producto "de su concepción, ni de sus investigaciones, ni de su trabajo personal". Dios quiere que la luz llegue a todo el mundo, y no quiere que el más pobre quede desheredado y pueda decir: No tengo fe porque no he podido pagarla; yo no he tenido el consuelo de recibir la ayuda y los testimonios de afecto de los que lloro, porque s-oy pobre. Por esta razón la mediumnidad no es un privilegio, sino que se halla en todas partes y hacerla pagar sería desviarla de su objeto providencial.



8. El que conozca un poco las condiciones en que se comunican los buenos espíritus y su repulsión por todo lo que es de interés y de egoísmo, sabe cuán poca cosa se necesita para alejarles; nunca podrá admitir que los espíritus superiores estén a disposición del primero que llegue y les llame, a tanto la sesión, pues el buen sentido rechaza tal pensamiento. ¿Acaso no sería una profanación evocar a precio de oro a los seres que nosotros respetamos o que queremos? Sin duda que de este modo pueden obtenerse manifestaciones; pero, ¿quién podría garantir su sinceridad? Los espíritus ligeros, mentirosos, traviesos y toda la cohorte de espíritus inferiores, muy poco escrupulosos, vienen siempre a responder y están dispuestos a lo que se les pregunta, sin que les dé ningún cuidado mentir. Luego, el que quiere comunicaciones formales, debe, desde luego pedirlas formalmente, y después penetrarse bien de la naturaleza de las simpatías del medium con los seres del mundo espiritual. La primera condición para adquirir la benevolencia de los buenos espíritus, es la humildad, el sacrificio la negación y el desinterés "moral y material" más absoluto.



9. Al lado de la cuestión moral se presenta una consideración efectiva no menos importante, que tiene relación con la misma naturaleza de la facultad. La mediumnidad formal no puede ser ni será nunca una profesión, no sólo porque sería desacreditada moralmente y muy pronto asimilada a la de los que dicen la buenaventura, sino porque se opone a ella un obstáculo material: el de ser una facultad esencialmente movible, fugitiva y variable, y sobre cuya permanencia nadie puede tener una completa seguridad. Luego, para explotarla, sería un recurso del todo incierto, toda vez que podría faltar en el momento que fuese más necesaria. Otra cosa sucede con un talento adquirido por el estudio y el trabajo y que por lo mismo, siendo una propiedad, naturalmente se permite sacar partido de él. Pero la mediumnidad ni es un arte ni es un talento, por lo cual no puede ser una profesión; sólo existe por el concurso de los espíritus, y si éstos hacen falta, ya no hay mediumnidad; la aptitud puede subsistir, pero el ejercicio está anulado. Así es que no hay ningún médium en el mundo que pueda asegurar la producción de un fenómeno espiritista en un momento dado. Explotar la mediumnidad, es pues, disponer de una cosa que realmente no se tiene, y afirmar lo contrario seria engañar al que la pagara; hay más aun, y es que el inédium no dispone de  "sí mismo", sino de los espíritus de las almas de los muertos, cuyo concurso se pone a precio. Este pensamiento repugna instintivamente. El tráfico degenerado en abuso y explotado por el charlatanismo, la ignorancia, la credulidad y la superstición, motivó la prohibición de Moisés. El espiritismo moderno, comprendiendo lo formal del asunto, por el descrédito que ha echado sobre esta explotación, ha elevado la mediumnidad al rango de misión. (Véase el "Libro de los Médiums", capítulo XXVIII. - Y el "Cielo a Infierno", cap. XII.)



10. La mediumnidad es una cosa santa que debe practicarse santa y religiosamente. Si hay una clase de mediumnidad que requiere esta condición y de un modo más absoluto, es la mediumnidad curativa. El médico da el fruto de sus estudios, que ha hecho a costa de sacrificios, a menudo muy penosos; el magnetizador da su propio fluido y muchas veces su salud: éstos pueden poner precio a sus facultades; pero el médium que cura, sólo transmite el fluido saludable de los buenos espíritus, y por lo tanto no tiene derecho de venderlo, Jesús y los apóstoles, aunque pobres, no hacían pagar las curaciones que operaban. Así, pues, el que no tenga de qué vivir, que busque recursos por otra parte y no en la mediumnidad; que no consagre en ello, si es necesario, sino el tiempo de que pueda disponer materialmente. Los espíritus ya tomarán en cuenta su sacrificio y abnegación, mientras que se retirarán de los que esperan hacer de esto un negocio.



Extraído del libro “El evangelio según el espiritismo”
Allan Kardec

El peligro del ejemplo


El peligro del ejemplo 




El comportamiento de los adultos, no solo en relación con los niños sino  también alrededor de los niños, tiene sobre ellos un poder mayor de lo que generalmente pensamos. El ejemplo es una didáctica viva. Por esto mismo es peligroso. Acostumbramos decir que los niños aprenden con facilidad las cosas malas y difícilmente las buenas. Y es verdad. Pero la culpa es nuestra y no de los niños. Nuestros ejemplos ejercen mayor influencia sobre ellos  que  nuestras palabras. Nuestra enseñanza oral es casi siempre falsa, insincera. Enseñamos lo que no hacemos y queremos que los niños sigan  nuestras palabras. Pero ellos no pueden hacer esto porque aprenden mucho más por la observación, por el contagio social  que por  nuestra palabrería vacía.

 

Renouvier decía que aprender es hacer y hacer es aprender. Nosotros mismos, los adultos, solo aprendemos realmente alguna cosa cuando la hacemos. En la niñez el aprendizaje está en función de su instinto de imitación. La niña  imita a la madre (y a la profesora), el niño imita al padre (y al profesor). De nada vale la madre y el padre, la profesora y el profesor enseñaren buen comportamiento si no dieren  ejemplo de lo que enseñan. Las palabras entran por un oído y salen por el otro, pero el ejemplo queda, el ejemplo cala en el alma infantil. Tagore, el poetapedagogo hindú, comparaba al niño con un árbol. Decía que el niño se alimenta del suelo social por las raíces de la especie, pero que también extrae de la atmósfera social la clorofila del ejemplo. El psiquismo infantil es como una fronda abierta en el hogar y en la escuela, agotando ávidamente las influencias del ambiente.



http://bvespirita.com/Pedagogia%20Espirita%20(J.%20Herculano%20Pires).pdf

PARÁBOLA DE LOS SIERVOS  BUENOS Y MALOS


PARÁBOLA DE LOS SIERVOS  BUENOS Y MALOS






“¿Quién es, entonces, el administrador fiel y prudente, para que dé a la servidumbre la comida a su hora? Dichoso ese criado si, al llegar su amo, lo encuentra cumpliendo con su deber. Os aseguro que lo pondrá al frente de todos sus bienes. Pero si ese criado, pensando que su amo va a tardar en venir, se pone a maltratar a los demás criados y criadas y a comer y beber hasta emborracharse, su amo vendrá el día y la hora que él menos lo espere, lo castigará severamente y lo pondrá en la calle, donde se pone a los que no son fieles. El criado que sabe lo que su amo quiere y no lo hace será severamente castigado. Pero el que no lo sabe, si hace algo que merece castigo, será castigado con menos severidad. Al que mucho se le da, mucho se le reclamará; y al que mucho se le confía, más se le pedirá.”



(Mateo, XXIV, 45-51 – Lucas, XII, 42-48).





Esta enseñanza, que constituye el verdadero mandamiento para el “siervo vigilante”, deja ver bien claro a los ojos de todos, cuales son los siervos buenos y cuales son los siervos malos que trabajan en la Siembra Divina. No son los que viven de la Religión, comiendo y bebiendo, los que se destacan como obreros del Bien y de la Verdad. No son los que repudian, condenan y excomulgan a sus semejantes, los que el Señor escogió como sus verdaderos siervos, sino los que son fieles a su Palabra y prudentes en el cumplimiento de sus deberes. Quien sólo trabaja por el dinero, no puede interpretar el pensamiento íntimo del Maestro; no puede, por eso, ser sabio, prudente y fiel. El buen siervo sólo cumple los deseos y la voluntad de su señor; el siervo malo hace lo que le place. Aquél trabaja para cumplir con sus deberes; este, por vil interés y para satisfacer deseos ilícitos.

Se da también la circunstancia de que los buenos siervos trabajan siempre, trabajan sin cesar, pues saben que el trabajador de la última hora no es el que llega el último, sino el que trabaja hasta última hora, y no regatea esfuerzos para que todos los bienes que le fueron concedidos sean puestos en acción, estén en movimiento para vencer intereses. Lo que nos fue confiado, no lo fue para ser enterrado o guardado, como ocurre con el “talento” entregado al mal operario, sin embargo, lo fue para ser aprovechado por nosotros y por nuestros semejantes. Por eso, cada uno es responsable de lo que le han dado; a quien mucho se le ha dado, mucho se le pedirá; a quien poco se le ha dado, poco se le pedirá. Todas las parábolas de Jesús son exhortaciones, convites, consejos, mandamientos para la observación de sus enseñanzas, libres de los injertos humanos y de los preceptos y mandamientos de las iglesias de piedra. El Día del Señor es siempre Hoy, y su Palabra está siempre guiando y enseñando a los que a Él se unen con buena voluntad para aprender sus inestimables lecciones. El que dijera, pues, “mi señor tarda en venir”, no es un Hombre-Espíritu, sino un ser animal que aún no puede sobrepasar las barreras que separan el instinto de la inteligencia, la vida del cuerpo, de la vida del alma. El Reino del Mundo, del Reino de Dios. Finalmente, los siervos buenos se distinguen de los siervos malos como se distinguen las naranjas, por su dulzor.  

Mercaderes echados del templo


Mercaderes echados del templo


5. Vienen, pues, a Jerusalén. Y habiendo entrado en el templo, comenzó a echar fuera a los que vendían y compraban en el templo: y trastornó las mesas de los banqueros, y las sillas de los que vendían palomas. - Y no consentía que alguno transportase mueble alguno por el templo. - Y les enseñaba diciendo: ¿No está escrito: mi casa, casa de oración será llamada de todas las gentes? Mas vosotros la habéis hecho cueva de ladrones. - Cuando lo supieron los príncipes de los sacerdotes y los escribas, buscaban cómo quitarle la vida: porque le temían por cuanto todo el pueblo estaba maravillado de su doctrina. (San Marcos, cap. XI, v. de 15 a 18. - San Mateo, capítulo XXI, v. 12 y 13).



6. Jesús echó a los mercaderes del templo: con esto condena el tráfico de las cosas santas "bajo cualquier forma que sea". Dios no vende, ni su bendición, ni su perdón, ni la entrada del reino de los cielos; luego el hombre no tiene el derecho de hacerlos pagar.



Extraído del libro “El evangelio según el espiritismo”
Allan Kardec

¿Por qué los espiritistas estudian la mediumnidad?


¿Por qué los espiritistas estudian la mediumnidad?


Los espiritistas toman muy en serio la actividad de mediumnidad y la estudian como una asignatura esencial dentro de la doctrina espírita y como una facultad que las personas que la poseen deben practicar para que esta sea fructífera y verdadera. Para poder realizar esta actividad apropiadamente los médium espiritistas reciben educación y orientación en centros espiritistas. El título de Médium, por lo tanto, no confiere autoridad especial dentro del espiritismo.

Es importante además señalar que para ser espiritista no es necesario ser médium dado que el espiritismo es una doctrina filosófica que va mucho mas allá de la mediumnidad. De hecho Allan Kardec NO era médium, pero codificó la doctrina espírita y escribió el Libro de los Espíritus a partir de 1018 preguntas que fueron preparadas por el y respondidas por los espíritus guías a través de diferentes médium.

La mediumnidad espiritista permite:
1)
Conocer el estado de seres queridos fallecidos y comprobar que ahora están en el mundo espiritual.
2
) Brindar consuelo e inspiración a los que quedan en el mundo material.
3
) Educar y ayudar a los espíritus que tienen dificultades en su transición al plano espiritual.
4
) Educar y asistir a los espíritus que por ignorancia molestan a los que quedan en el mundo material. 
5
) Ofrecer información sobre vidas pasadas y sobre misiones presentes o futuras.
6
) Ayudar a divulgar las verdades universales sobre la vida después de la muerte.
7
) En algunos casos realizar curaciones espirituales dentro del cumplimiento de las leyes naturales.
8
) Servir de inspiración y proveer consejo para el perfeccionamiento moral de los seres humanos.

Memoria de mi Espíritu Clara Román- Odio

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