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ResponderEliminarNota de Frank Montañez: “Esto no es lo que el Espiritismo enseña, y es una visión religiosa de hacer de María un ídolo que, sí lograron, hacer on de Maria un ídolo que se idolatra hoy día, pero eso no lo enseña el Espiritismo”.
Jesús nace en Belén mientras se encuentran de viaje y es adorado por pastores. Lucas añade además breves relatos sobre la circuncisión de Jesús, sobre su presentación en el Templo y su encuentro con los doctores en el Templo de Jerusalén, en un viaje realizado con motivo de la Pascua, cuando contaba doce años.[12] [Nota de Frank Montañez: "El Espiritismo no presenta a Jesús como el Mesías Prometido, pues sabemos que Jesús, tenía UNA MISIÓN DIVINA, pero eso no está de acuerdo a lo que representa Cristo, Jesús quería cumplir su misión divina, y cumplir con su expiación como TODO espíritu debe cumplir hasta convertirse en un Espíritu Puro y Perfecto. Jesús, no era el Cristo y no se relaciona con el Cristo, pues cuando el nacimiento de Jesús ocurrió, no existía el cristianismo, y tampoco ocurrió al momento de morir su cuerpo en la cruz, y lo único que podemos hacer, ante la muy acomodada posición de que se hizo a Jose, María embarazada de Jesús, Isabel y Juan El Bautista estar en Belem, no es avalado por los otros evangelios."
ResponderEliminar27 a una virgen desposada[o] con un hombre que se llamaba José, de los descendientes[p] de David; y el nombre de la virgen era María.
ResponderEliminarNota de Frank Montañez: “El Espiritismo enseña que Jesús fue concebido por su padre biológico, José, por lo tanto, no fue engendrado por un Espíritu. Además aquí se establece que el Angel Gabriel, fue enviado por Dios, precisamente a Nazaret. No se mencionó de que nacería en Belén, excepto por la mención de Mateo y un versículo de Lucas”
IRIS DE LA ROSA 20 de agosto de 2015, 14:00
ResponderEliminarSaludos Frank. Añado esta información obtenida del internet para su análisis y observación. El Mesías es una figura que, con carácter profético, empieza a surgir en Israel en torno al siglo V antes de Cristo. Este personaje sería un hombre que con la ayuda de Yahveh y por vías militares, sería capaz de instaurar el Reino de Dios en la Tierra. Un Reino de carácter puramente terrenal, que supondría la plena felicidad y prosperidad económica de todos los judíos, que vivirían, bajo la ley de Dios, en un país temido por todos sus enemigos. El historiador Flavio Josefo, en su obra Las guerras de los judíos, (un documento histórico imprescindible para conocer el Israel de la época), nos habla de hasta once personajes que, desde la muerte de Herodes el grande (protagonista del legendario pasaje de la matanza de los inocentes) hasta la gran sublevación de los judíos contra los romanos, en el año 66 d.C., anunciaban la inminente llegada del Reino de Dios. Jesús era sólo uno de tantos. La muerte de Jesús en la cruz parecía ser incompatible con la idea de que éste fuese el verdadero Mesías. Las iglesias de corte paulino (fundadas a partir de las doctrinas de Pablo de Tarso) tuvieron que sortear este inconveniente y explicar cómo podían seguir considerando Mesías a alguien que obviamente había fracasado, y había sido ajusticiado humillantemente. Para explicarlo, se recurrió a una ligera modificación del significado mesiánico: se borró el tinte claramente político y militar de éste término, y se pasó a afirmar que el Reino de Dios estaba en los cielos. Jesús pasaba así a ser el hijo de Dios, enviado por su Padre para morir en la cruz, y redimir de este modo los pecados de los hombres. Para los judíos, que seguían viendo en la figura del Mesías a un caudillo militar, y en el Reino prometido de Dios, un reino terrenal, esta idea era intolerable, y desde entonces desmintieron radicalmente la posibilidad de que ese Jesús pudiese ser el verdadero enviado de Yahveh. A finales del siglo I, los grupos que seguían repensando a Jesús y la teología relacionada, llegaron a afirmar que Jesús ya no era simplemente un hombre, sino que se trataba del hijo de Dios. Fue entonces cuando los judíos los acusan de ser diteístas (creer en dos dioses en lugar de sólo uno) y los expulsan del templo, condenándolos y marcando una división que dura hasta hoy.