Educando
al Pensamiento 4
Objetivos:
- Prevención del suicidio
- Educación
Procedimiento:
- Pides permiso a Dios.
- Leer en voz alta la lectura asignada [El Libros de los Espíritus].
- Meditar y/o analizar lo leído.
- Dar Gracias.
Lectura
VI.-
Hastío de la vida.- Suicidio
951.
El sacrificio de la propia vida ¿no es meritorio, a veces, cuando
se propone el fin de salvar la de otros o de ser útil a sus
semejantes?
-
Esto es sublime, según la intención, y el sacrificio de su vida no
constituye un suicidio. Pero Dios se opone a un sacrificio inútil y
no puede verlo con agrado si está manchado por el orgullo. Un
sacrificio sólo es meritorio por el desinterés, y el que lo realiza
tiene a veces una segunda intención que menoscaba su valor a los
ojos de Dios.
Todo
sacrificio hecho a expensas de la propia felicidad es un acto
soberanamente meritorio a los ojos de Dios, porque representa la
práctica de la ley de caridad. Ahora bien, siendo la vida el bien
terreno que el hombre más aprecia, el que renuncie a ella en pro de
sus semejantes no comete atentado: cumple un sacrificio. Pero, antes
de realizarlo, debe reflexionar sobre si su vida no puede ser más
útil que su muerte.
952.
El hombre que perece víctima del abuso de pasiones que sabe que
acelerarán su fin, pero a las cuales no puede dominar, porque el
hábito las ha convertido en él en verdaderas necesidades físicas,
¿comete suicidio?
-
Es un suicidio moral. ¿No comprendéis que en esa circunstancia el
hombre resulta doblemente culpable? Hay en él falta de valor tanto
como bestialidad y, además, olvido de Dios.
952
a. ¿Es
culpable en mayor o menor grado que aquel otro que se quita la vida
por desesperación?
-
Culpable en grado mayor, por cuanto ha tenido tiempo de razonar su
suicidio. En aquel que lo comete instantáneamente hay a veces una
especie de extravío que se asemeja a la locura. El otro, en cambio,
será castigado mucho más, pues las penas están siempre
proporcionadas a la conciencia que se tenga de las faltas cometidas.
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