Extrañamente, a pesar del notable número de personas que dicen creer en Dios, es igualmente notable el número de los desencantados, depresivos, desesperados
¿Cómo se explica que creyendo en Dios, Padre amoroso y bueno, que todo lo ve, todo lo sabe y todo lo hace, la persona caiga en el pozo de la desesperanza?
Quizás la respuesta esté en la manera de cómo creemos en Dios o somos guiados a creer.
Una vez Albert Einstein en Nueva York, dialogando con el Rabino Goldstein, fue inquirido si creía en Dios. Él contestó:
Tengo el origen judío arraigado en mi interior. Creo en el Dios de Spinoza, que revela la armonía en todo lo que existe. Sin embargo, no creo que Dios se preocupe por la suerte de las acciones realizadas por los hombres.
A causa de esa declaración se generaron muchas polémicas entre Albert, físicos y religiosos. Muchos se valieron de su declaración para desarrollar protestas acerca de sus teorías.
Religiosos se manifestaron, diciendo que la Teoría de la Relatividad debería ser revisada. Decían que tras toda la controversia de aquel físico, estaba el terrible fantasma del ateísmo.
Que él diseminaba dudas en relación a la presencia de Dios sobre la creación de todo el Universo y los seres.
La respuesta del físico fue tranquila, sin embargo continuó incomprensible para muchos.
Él decía que su religión consistía en la admiración por la humildad de los Espíritus superiores, pues ellos no se detienen en los pequeños detalles, ante nuestros Espíritus inciertos.
Decía: Por ese motivo racional, delante de la superioridad del Universo, es que acepto y hago mía esta idea de Dios. No soy ateo.
Quien quiera deducir eso de mis teorías científicas, no las entendió.
Personalmente creo en Dios y nunca en mi vida cedí a la ideología atea. No hay oposición entre la ciencia y la religión.
Lo que existe son científicos retrasados, con ideas que no evolucionaron en el transcurrir del tiempo.
Veo en la experiencia cósmica una noble religión, una fuente científica para profundas investigaciones.
Intento comprender cada estrella contenida en ese Universo inmenso, que no es material.
Quien así no procede, sintiendo esa sensación extraña de querer levitar en el infinito, realmente no sabe vivir, porque está muerto delante de tanta belleza divina.
Existen muchas formas en el ser humano de creer en Dios. Para muchos, existe el Dios jurídico, legislador, agente policial de la moralidad, que a través del miedo, establece esa distancia de la creencia verdadera.
Dios está en todas mis teorías e invenciones. Él está presente en todo y creo que en todos, hasta en las formas más primitivas.
Esa es mi religión y el Dios en que creo.
Así decía y así vivió.
Albert Einstein fue el ejemplo del cristiano auténtico preocupándose constantemente por su semejante.
Dos años antes de su desencarnación fue conmemorado su cumpleaños con una gran fiesta pública.
Todo lo que le fue dado como regalo, Albert lo transformó en dinero y envió los fondos para la Facultad de Medicina Albert Einstein.
Olvida tus circunstancias por un tiempo y presta atención a tu vida.
ResponderEliminarTus condiciones de vida existen solo en el tiempo.