Pérdida de sangre.

CAPITULO XV.

LOS MILAGROS DEL EVANJELIO

Curaciones.
Pérdida de sangre.


10.—Y una mujer, que padacia flujo de sangre doco
años habia,—Y que habia pasado muchos trabajos en
manos de muchos médicos, y gastado todo lo que tenia,

sin haber adelantado nada, antes empeoraba mas:—Cuan
do ovó hablar de Jesús, llegó por detrás entre la confu
sion de gente y tocó su vestidura: —Porque decia: Ta»
solamente con tocar su vestidura, seré sana. —Y en el
mismo instante cesó su flujo de sangre: y sintió en ta
cuerpo que estaba sana de aquel azote. —Mas Jesús, ero»
nociendo luego en sí mismo la virtud que de él habitt
salido, volviéndose hacia la gente, dijo: ¿Quién ha tocado
mi vestiduraí-^-Y sus discípulos le decían: Ves h gente
que te está apretando, y dices: ¿Quién me ha tocado?—Y
miraba al rededor por ver á la que esto había hecho. —En
tonces la mujer medrosa, y temblando, sabiendo lo que
había acaecido, llegó y se postró ante él, y le dijo toda la
verdad. —Y «él le dijo: Hija, tu fé te ha sanado: vete en
paz, y queda libre de tu azote. (San Marcos, C. V, v. del
25 al 34.)
11.—Las palabras conociend-o luego en sí mis*
mo la virtud que de él había salido , son muy sig
nificativas porque expresan el movimiento fluídico que
se estableció de Jesús á la mujer enferma y que los
d 1s experimentaron la accion que acababa de produ
cirse. Es de notar que el efecto no fué producido por
la voluntad de Jesús, que no hubo ni magnetizacion n
imposicion de manos. La irradiacion fluídiea normal
bastó para verificar la curacion.
¿Pero por qué la irradiacion se dirigió más biea
hacia esta mujer que hácia otros, puesto que Jesús no
pensaba en ella y estaba rodeado y aún oprimido por
la muchedumbre?
La razon es óbvia: erfluido operando como agente
terapéutico debo alcanzar al desórden orgánico para
repararlo; y puede ser dirigido sobre el sitio del mal
por la voluntad del curador ó atraido por el deseo ar

diente, por la confianza, pur la fó, en fin , del enfer
roo. Por lo que hace á la corriente fluídica , el prime
ro hace el efecto de uua bomba impeleute, y el segun
do el de otra aspirante. A veees es precisa la acción
simultánea de ambos efectos y á veces basta usa sola,
y es el último caso «1 que tuvo lugar en la ocasión de
que se trata.
Jesús decía con razon: «tu fé te ha sanado.» Se su
pone que en este caso no se trata de la fé mística cual
ciertas personas la entienden ; sino de una verdadera
fuerza atractiva , mientras que quien no la tiene
opone una fuerza repulsiva á la corriente fluídica , ó
al menos una inercia que paraliza su acción.
Así se comprende como dos enfermos afligidos por
ei mismo mal y tratados por un mismo curador, pue
de uno ser curado y otro no experimentar alivio. Ese
es uno de los principios más importantes de la mediumnidad
curativa y que explica por una causa muy
natural, ciertas anomalías aparentes. (Cap. XIV, nú

mero 31, 32 y 33.)




Extraído del libro “EL GÉNESIS  LOS MILAGROS Y LAS 

PROFECÍAS SEGÚN EL ESPIRITISMO”

Allan Kardec

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