CAPITULO
XV.
LOS
MILAGROS DEL EVANJELIO
El ciego de Bethsaida.
12.—Y vinieren á Bethsaida, y le tragaron un ciego,
y le rogaban que lo tocase.—Y tomando al ciego por la
mano, lo sacó fuera de la aldea; y escupiéndole en los ojos
y poniendo las manos encima, le preguntó, si veía algo. —
Y él alzando los ojos, dijo: Veo los hombres como árboles
que andau.—Y le puso otra vez las maaos sobre los ojos,
y comenzó á ver. Y fué sano, de^modo que veia claramen
te todas las cosas.—Y lo envió á su casa, diciendo: Vete
á tu casa; y si entrares en la aldea, á nadie lo digas. (San
Márcos, c. VIH, v. del 22 al 26.)
13.—En este caso es evidente el efecto magnéti
co, la curacion no fué instantánea, sino gradual y por
consecuencia de una accion reiterada y sostenida,
áunque más pronto que en la magnetizacion ordinaria.
La primera sensacion de este hombre es realmente la
que experimentan los ciegos que recobran la 'vista, en
quienes por un efecto de óptica
Extraído
del libro “EL GÉNESIS LOS MILAGROS Y LAS
PROFECÍAS SEGÚN
EL ESPIRITISMO”
Allan
Kardec
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