Naturaleza y propiedades de los fluidos. (25-30)

Los fluidos. CAPITULO XIV.

Naturaleza y propiedades de los fluidos.



25.—El alma envuelta en su perispíritu , lleva en
sí su principio luminoso, y penetrando la materia en
virtud de su escencia etérea, no hay cuerpo opaco pa
ra su vista. No obstante , la vista espiritual no tiene
el mismo alcance ni la misma penetracion en todos los
Espíritus. Los más elevados, ó séan los Espíritus pu
ros, son los que la poseen en toda su potencia; en los
Espíritus inferiores está debilitada por la densidad,
relativa del perispíritu que se interpone como una es
pecie de niebla.
Esta facultad se manifiesta en diferentes grados en
los Espíritus encarnados, por el fenómeno de la se
gunda vista, yá en el sonambulismo natural ó mag
nético, yá en estado de vigilia. Segun el grado de po
tencia de esta facultad, se dice que la lucidez es ma
yor ó menor; y es con su auxilio ó en virtud de ella
como ciertas personas ven lo interior del organismo y
describen la causa de las enfermedades.

26.—La vista espiritual suministra percepciones
especiales que no tienen por intermediarios los órga
nos materiales y se verifican por lo tanto en condicio-.
nes diferentes que la vision corporal; por cuya razon
no pueden esperarse de ella efectos idénticos, ni ex
perimentarla por los mismos medios. Verificándose
esta vision fuera del organismo, tiene una movilidad
que desconcierta todas las previsiones. Hay que estu
diarla en sus efectos y en sus causas, y no por asimi
lacion con la vision ordinaria cuya falta no está des
tinada á suplir, salvo en casos y circunstancias ex
cepcionales que no pueden servir de regla.


27.—La vision espiritual es por necesidad incom
pleta y defectuosa en los Espíritus encarnados, y por
consecuencia está sujeta á mil aberraciones. Tenien
do su asiento en el alma misma, el estado de esta debe
influir en las percepciones que suministra. Segun el
grado de su desarrollo, las circunstancias y el estado
moral del individuo, puede dar yá en estado de vigilia
yá en el sueño: 1 .° la percepcion de ciertos hechos
materiales positivos, como el conocimiento de sucesos
que tienen lugar en un punto lejano, los pormenores
descriptivos de una localidad, las causas de una en
fermedad y los remedios convenientes: 2.° la percep
cion de cosas igualmente positivas del mundo espiri
tual, como la vista de los Espíritus: 3.° imágenes fan
tásticas creadas por la imaginacion, análogas á las
creaciones fluídicas del pensamiento. (Véase lo dicho
en el n.° 14.) Estas creaciones están siempre en reía
cion con las disposiciones morales del Espíritu de que
proceden. Así es como el pensamiento de personas
fuertemente imbuidas y preocupadas por ciertas creen
cias religiosas, les presenta el infierno con sus hogue
ras, sus tormentos y sus diablos, tales como se los
figuran; los paganos veian el Olimpo y el Tártaro co
mo los cristianos ven el infierno y el paraiso. Si
al despertar ó salir del éxtasis estas personas conser
van un recuerdo preciso de sus cisiones, las toman
por realidades y confirmacion de sus creencias, no
siendo más que un reflejo de sus propios pensamientos.
Conviene, pues, hacer una eleccion muy escrupulosa
de las visiones extáticas ántes de aceptarlas; y el ver
dadero remedio contra los excesos de la credulidad
en este género de manifestaciones, es el estudio de las
leyes que rigen el mundo espiritual. (1)

(1) Asi es como pueden explicarse las visiones de Sor Elmerich,

que retrotrayéndose á. la pasion de Jesucristo, dijo haber visto cosas
materiales que no han existido sinó en los libros que ella habia leí
do, las de madama Cantanille referidas en la Reine Spirite d»
Agosto de 1866, y una parte de las de Swedenborg.


28. —Los ensueños propiamente dichos, presentan
las tres clases de visiones ántes descritas. A las dos
primeras pertenecen los ensueños de prevision, presen
timientos y avisos , en la tercera, es decir , en las
creaciones fluídicas del pensamiento, es donde puede
encontrarse la causa de ciertas imágenes fantásticas
que nada tienen de real con relacion á la vida mate
rial, pero que tienen para el Espíritu una realidad á
veces tan viva, que el cuerpo mismo experimenta sus
efectos de una manera tan notable , que se ha visto
personas á quienes se les ha encanecido el cabello, ba
jo la impresion de un sueño. Estas creaciones pueden
ser excitadas ó producidas por la exaltacion de las
creencias, por recuerdos, por gustos, deseos, temor,
remordimientos y pasiones desordenadas; por preocu
paciones habituales, por necesidades corporales, ó un
embarazo en las funciones del organismo, y en fin,
por otros Espíritus con un objeto bueno ó malo, según
sn índole. (1)

(1) Revue Spirite; Junio de 1806. Setiembre del mismo aso, y

Libro de los Espiritus, cap. VIH, n." 40».


29.—La mateeia inerte os insensible; el fluido perispirital
lo es tambien , pero trasmite la sensacion al
centro sensitivo que es el Espíritu. Las lesiones dolorosas
del cuerpo, se repercuten en el Espíritu como un
choque eléctrico por medio delfluido perispirital, del
cual los nervios parecen ser los hilos conductores. Es
el influjo nervioso de los fisiólogos, que no conociendo
las relaciones de este fluido con el principio espiritual
no han podido explicarse todos sus efectos.
Puede tener lugar una interrupcion, sea por la se
paracion de un miembro, ó por la seccion de un ner
vio, asi como tambien parcialmente;, ó de una manera
general y sin lesion alguna, en los momentos de eman
cipacion, de grande sobreexcitacion ó preocupacion
del Espíritu. En esta situacion el Espíritu no piensa
yá en el cuerpo, y en su febril actividad atrae hacia si,
si se nos permite la palabra, el fluido perispirital, que
retirándose de la superficie, determina una insensibili
dad momentánea. Así es como en el ardor del combate
un militar no se apercibe al pronto de que está herido,
ó una persona cuya atencion está absorbida en un tra
bajo, no oye el ruido ordinario que se hace al rededor
suyo. Un efecto análogo, aunque más pronunciado,
es el que tiene lugar en ciertos sonámbulos, en el le
targo, y la catalepsia. Así es, en fin, como puede ex
plicarse la insensibilidad de los convulsionarios y de
ciertos mártires. (Revue Spirite: Enero de 1868:
Estudio sobre los Aissaouas.J
La parálisis no reconoce el mismo origen: en ella el
efecto es puramente orgánico; en este caso son los
nervios mismos, los hilos conductores que no sirven
ya para la circulacion fluídica; son las cuerdas del
instrumento que se han alterado.


30.—En ciertos estados patológicos, cuando el Es
píritu no está ya en el cuerpo y el perispíritu sólo está
adherido á él por algunos puntos, el cuerpo tiene todas
las apariencias de un cadáver y se dice con verdad que
la vida pende de un hilo. Esta situacion puede durar
más ó menos tiempo; aún ciertas partes del cuerpo
pueden entrar en descomposicion sin que la vida se
haya extinguido completamente. Mientras este último
hilo no está roto, el Espíritu puede, ya por una accion
enérgica de su propia voluntad, ya por un influjo
fluidico extraño , igualmente poderoso, volver al
cuerpo. Así se explican ciertas prolongaciones de la
vida contra toda probabilidad, y ciertas supuestas re
surrecciones. Es la planta que se rehace á veces sobre
un pequeño fragmento de la raiz. Pero cuando las úl
timas moléculas del cuerpo fluidico se han desprendido
del cuerpo carnal, ó cuando éste se halla en un estado
de degradacion irreparable, la vuelta á la vida es de
todo punto imposible (1).


(1) Egemplos: Revue Spirite, el Dr. Cardon, Agosto 1863;—la
«uger Corse, Mayo 1806.


Extraído del libro “EL GÉNESIS  LOS MILAGROS Y LAS PROFECÍAS SEGÚN EL ESPIRITISMO”

Allan Kardec


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