Espiritismo: Lo Más Aceptado No Siempre Es Lo Más Acertado
Si amamos al Espiritismo debemos ser conscientes y sensibles de la necesidad de remodelación que este presenta; no de sus bases esenciales, por supuesto, sino de la manera como actualmente está organizado por buena parte de sus seguidores…
Resulta curioso que el Espiritismo más divulgado es precisamente el que presenta tanta falta de criterio y coherencia doctrinaria… Se observa, a poco que utilicemos una simple y crítica visión general, como un gran contingente de espíritas consideran las obras de André Luiz como el cierre del círculo planteado por el codificador…, y lejos de eso, es un modo más de continuar explicando el Espiritismo, pero ni es su verdad más depurada ni representa el cénit de lo que está filosofía aún tiene por ofrecer.
Los que intentan por sistema denostar la contribución de Chico y A. Luiz, incluso ridiculizarla (con mal disimulada pedantería) se equivocan, pero también lo hacen los que la toman como guía suprema e incuestionable, por muy válidos o interesantes que sean muchos de sus contenidos.
Este pseudo movimiento emanado del binomio Chico/A. Luiz, termina siendo un círculo cerrado, y los espíritas que no están de acuerdo con todas sus propuestas son considerados elementos incómodos, cuando no son abiertamente rechazados…
Aquí reside un gran problema; porque si dejamos que el Espiritismo se convierta en una nueva ortodoxia, no estaremos hablando de la verdadera propuesta de Kardec (que es espiritualidad laica, filosofía y fraternidad por encima de todo), y sí de esta especie de Espiritismo «evangélico» tan divulgado, pero también tan acomodado y necesitado de una puesta a punto más acorde con los nuevos tiempos, pues lo que hoy tenemos es un movimiento pseudo espírita que a veces juega a ciencia (pero al mismo tiempo permanece amodorrado en el ensueño religioso y moralista de otros tiempos y otros cultos), incapaz de desplegar todo su potencial y servir de guía a los desafíos humanos de este siglo…
¿Es la obra de A. Luiz válida? Seguramente que sí, pero no hasta el punto de colocarla por encima del papel que tiene la codificación… Debemos apelar al diálogo filosófico y la razón, pues hay Espiritismo más allá de «Nosso lar«, de Divaldo, de la FEB o del CEI (por ejemplo).
No caigamos en la trampa del fanatismo que se proteje tras la ciega adoración hacia un líder, como tampoco en la de desconfiar o rechazar a aquel que desde el respeto piense de manera distinta; no nos referimos a los polemistas (cuyo máximo interés es el llamar la atención o resaltar su ego), sino al legítimo y natural derecho a pensar diferente que todo espírita tiene.
Este nuevo «Espiritismo» que observamos (que nada se cuestiona y que fracasa en el dialogo) hace tiempo que dejó la razón y pasó a invertir en devoción… Este «Espiritismo» debe ser revisado y superado.
Cojamos la antorcha espírita para encender el diálogo edificante y el progreso, no para dejarla apagar en el comodismo y la intolerancia dogmática.
Por Juan Manuel Ruiz González para ZonaEspirita.com
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