Lenguaje Inapropiado Y Pérdida De Sentido Original
Leyendo un libro de reconocida autoría espiritual y mediúmnica, comprendo porqué la utilización de un lenguaje acorde y consecuente con el Espiritismo es una de las grandes asignaturas pendientes de los espíritas actuales… Independientemente de su valor, está lleno de terminologías y expresiones que me «chirrearon» (y yo estoy familiarizado con los escritos y modismos del otro lado del charco, imagino cómo debe sorprender a alguien que recién se esté interesando en el Espiritismo…)
Supongo que cada cual se expresa y explica con la mejor de las intenciones, pero dada nuestra responsabilidad ante una filosofía y revelación universal como la espiritista, debemos ser más cuidadosos y precisos a la hora de expresar o verbalizar ciertos conceptos, pues siempre se esperará de nosotros el manejo de un vocabulario apropiado de cara a que la divulgación sea clarificadora, óptima y consecuente con el mensaje del Espiritismo.
Somos responsables a cada momento de los términos (habla o escrita) que utilizamos para hablar de Espiritismo o explicarlo, porque podemos estar facilitando/despejando dudas o, por el contrario, sembrando más con innecesarias ambigüedades y añadidos culturales que no son oriundos del Espiritismo (por más que sean utilizados por divulgadores «celebrities» y federaciones de una u otra orilla).
Para disponer de las propuestas liberadora del Espiritismo, precisamos antes que nada limpiarlo, adecentarlo de todo aquello que se le ha ido agregando y no le pertenece. Y ojo, que esto lo decimos no sólo por el misticismo cristiano que abunda en sus filas, sino también por el prejuicio positivista-negador no superado (sí, ese que produce renovadores, cientificistas y lumbreras que creen poseer la llave del Espiritismo).
Encontrar dentro del movimiento espírita frases del tipo ‘los grupos deben vivenciar el Evangelio’, es desolador (por innecesario y postizo), y uno llega a suspirar resignado y pensar si ha servido algo 170 años de cultura espiritista…
Por un lado están los que permanecen afectos al sincretismo judeocristiano (cuando no son marcadamente ‘catolizantes’), y piensan que divulgar a Kardec es evangelizar… Pero si queremos ser justos, también es cierto reconocer que en el otro extremo están los apegados al pragmatismo filosófico, y/o las vivencias pasadas (donde hicieron filas en los postulados científicos de la escuela materialista), y terminan ignorando que actualizar el Espiritismo NO es reinventarlo…
En fin: Unos por los otros y la casa sin barrer…
Proferir frecuentemente términos como «castigo» (incluso camuflado en el de «karma»), la utilización constante de imágenes de Jesús o recurrir dogmáticamente al Evangelio según el Espiritismo (como la nueva Biblia) es obvio que no es malo, pero tampoco ayuda a lo que realmente es Espiritismo ni acercarlo al hombre del siglo XXI. Pero también es verdad que la obsesión cientificista, y la utilización por parte de ciertos divulgadores de nomenclaturas y opiniones pertenecientes a ciertas disciplinas científicas que personalmente les gusta, termina prácticamente por alejar y/o solapar el mensaje moral del Espiritismo (donde reside su foco más luminoso).
Mal vamos si los propios espíritas pierden el respeto que debemos al patrimonio cultural espiritista, porque sobre este debemos construir y mirar adelante, pero no sustituir las «piezas» que no nos interesen…
Parece mentira pero muchos espíritas (algunos, formados y de reconocida trayectoria), no han comprendido que el Espiritismo es el que es, no LO QUE NOS GUSTARÍA QUE FUESE… Y por encima de todo hay una verdad de la que muchos no se percatan: ¡el Espiritismo no nos pertenece!
«Veritatem dies aperit» (revela la verdad)
Por Juan Manuel Ruiz González
Publicado originalmente el 9 de mayo de 2020 en el grupo de Facebook «Doctrina Espiritista (ZonaEspirita.com)»
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