CAPITULO XV.
LOS MILAGROS DEL EVANJELIO
La mujer encorvada.
19. —Y estaba ensañando en la Sinagoga de ellos, lw
sábados.—Y hé* aqaí una mujer, que tenia espíritu de en
fermedad diez y ocho arios habja: y estaba tan encorvada,
qtte no podía mirar hacia arriba. — Cuando la vió Jesús, la
llamo así, y le dijo: Mujer, libre estás de tu enfermedad,.-*
Y puso sobre ella las manos, y en el punto se enderezó, y
daba gloria á Dios.—Y tomando la palabra el príncipe da
la Synagoga, indignado porque Jesús había curado en 8¿r
bado, dijo al pueblo: Seis dias hay en que se puede traba
jar: en estos pues venid, y que os cure, y no en sábado.
—Y respondiéndole el Señor dijo: ¿Hipócritas, cada uno
de vosotros no desata en sábado su buey, ó su asno del
pesebre, y lo lleva á abrevar?— Y esta hija de Abrabanj,
i quien tuvo ligada Satanás diez y ocho anos, no convino
desatarla de este lazo en dia de sábado?—Y diciendo es
tas cosas se avergonzaban todos sus adversarios: mas se
gozaba todo el pueblo de todas las cosas, que él hacia glo-r
liosamente. (San Lúeas G, XIII v. del 10 al 17.)
20.—Este hecho demuestra que en aquella época, la
mayor parte de las enfermedades se atribuía al demo
nio y que se confundían, como boy, los poseídos con
los enfermos, aunque en sentido inverso: es decir que
hoy los que no creen en los malos Espíritus confun
den las obsesiones con las enfermedades patológicas,
propiamente dichas.
La mujer encorvada.
19. —Y estaba ensañando en la Sinagoga de ellos, lw
sábados.—Y hé* aqaí una mujer, que tenia espíritu de en
fermedad diez y ocho arios habja: y estaba tan encorvada,
qtte no podía mirar hacia arriba. — Cuando la vió Jesús, la
llamo así, y le dijo: Mujer, libre estás de tu enfermedad,.-*
Y puso sobre ella las manos, y en el punto se enderezó, y
daba gloria á Dios.—Y tomando la palabra el príncipe da
la Synagoga, indignado porque Jesús había curado en 8¿r
bado, dijo al pueblo: Seis dias hay en que se puede traba
jar: en estos pues venid, y que os cure, y no en sábado.
—Y respondiéndole el Señor dijo: ¿Hipócritas, cada uno
de vosotros no desata en sábado su buey, ó su asno del
pesebre, y lo lleva á abrevar?— Y esta hija de Abrabanj,
i quien tuvo ligada Satanás diez y ocho anos, no convino
desatarla de este lazo en dia de sábado?—Y diciendo es
tas cosas se avergonzaban todos sus adversarios: mas se
gozaba todo el pueblo de todas las cosas, que él hacia glo-r
liosamente. (San Lúeas G, XIII v. del 10 al 17.)
20.—Este hecho demuestra que en aquella época, la
mayor parte de las enfermedades se atribuía al demo
nio y que se confundían, como boy, los poseídos con
los enfermos, aunque en sentido inverso: es decir que
hoy los que no creen en los malos Espíritus confun
den las obsesiones con las enfermedades patológicas,
propiamente dichas.
Extraído
del libro “EL GÉNESIS LOS MILAGROS Y LAS
PROFECÍAS SEGÚN
EL ESPIRITISMO”
Allan
Kardec
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