La mano seca.

CAPITULO XV.

LOS MILAGROS DEL EVANJELIO

La mano seca.

18. *—Y entró Jesás de nueve en la Synanoga, y habia
allí en hombre que tenca la mano seca. —Y le estaban
aeechando, si sanaría en dia de sábado, para acusarle.—
Y dijo tf hombre que tenia la mano seca: Levántate en
medio.—Y les dice: ¿Es lícito en dia de sábado hacer bien
Ó mal? ¿salvar la vida, é quitarla? Mas ellos callaban,—Y
mirándolos alrededor con indignacion, condolido de la ce

guedad de su córaaon, dice al hombre: Estiende tu mano.
Y la estendió, y le fué restablecida la mano.—Mas loe
phariseos saliendo de allí, entraron luego en eoosejo con»
tra él con los Herodianos, buscando medios de bacará
perecer.—Mas Jesús se retiró con sus discípulos hácia la
mar: y le fué siguiendo una grande multitud de la Gali
lea, y de Judea,— Y de Jerusalén, y de Idumea, y de la
otra ribera del Jordán: y loá de la oomarca de Tire, y de
Sidón en grande número vinieren á 4A, cuando oyeron las

cosas que hacia. (San Marcos, <3. III, v. 1 al 8.


Extraído del libro “EL GÉNESIS  LOS MILAGROS Y LAS 

PROFECÍAS SEGÚN EL ESPIRITISMO”


Allan Kardec



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