EL SÁBADO Y EL TEMPLO

EL SÁBADO Y EL TEMPLO


“Por aquél tiempo iba Jesús un sábado por los sembrados. Sus discípulos tenían hambre, y comenzaron a cortar espigas y a comerlas. Los fariseos, al verlo, le dijeron: Mira, tus discípulos hacen lo que no está permitido hacer en sábado. Él les respondió: ¿No habéis leído lo que hizo David cuando tuvo hambre él y los suyos, cómo entró en la casa de Dios y comió los panes de la proposición, de los que no estaba permitido comer ni a él ni a los suyos, sino sólo a los sacerdotes? ¿O no habéis leído en la ley que en día de sábado los sacerdotes en el templo quebrantan el sábado y no son culpables? Pues yo os digo que hay aquí algo más grande que el templo. Si hubierais comprendido qué quiere decir: Misericordia quiero y no sacrificios, no condenaríais a los inocentes. Porque el hijo del hombre es Señor del sábado.”

(Mateo, XII, 1-8).


¿Qué es el sábado? Un día convencional para designar el sexto de la semana. ¿Qué es el templo? Una casa hecha por manos humanas donde se reúnen los sectarios de una creencia. Si subimos algunas centenas de leguas en un aerostato, ¿dónde quedó el templo? ¿Dónde está la grandeza del templo? Si nos elevamos algunas millas en el espacio, ¿dónde está el sábado? ¿Dónde están los siete días de la semana? ¿Dónde está el día? ¿Dónde está la noche? ¿Qué es la noche? ¡Todo el hemisferio está bañado de luz y en las alturas todo es luz! El sábado, como el templo, pertenece a la Tierra. Aquél que es de la Tierra, sólo trata las cosas de la Tierra: del sábado, del templo, del día, de la noche; porque no conoce las cosas del Mundo Espiritual. La religión de la Tierra consiste en holocaustos y sacrificios, pero ni unos ni otros pertenecen a la Religión del Cielo.

“Misericordia quiero y no sacrificio”: sin preocupaciones estériles con las espigas que se puedan coger en días de sábado, o de cualquiera de los panes de la proposición que haya en los templos. Jesús es mayor que el templo. El discípulo no debe ser mayor, pero debe ser como el Maestro.  El discípulo de Jesús es mayor que el templo. Jesús es señor del sábado; el discípulo de Jesús es señor del sábado. El sábado fue hecho para el hombre, y no el hombre para el sábado. El sábado queda en la Tierra, el alma sube hacia el Cielo. ¡El templo! Caen las lluvias, soplan los vientos y es grande la ruina de aquella casa. ¡El Espíritu! Cuanto más soplan los vientos, más se eleva el Espíritu; cuanto más caen las lluvias, más hacia lo alto se dirigen las almas. Formal desprecio manifiesta el Maestro para con el templo: “Aquí está quien es mayor que el templo.” Cosa secundaria es el sábado: “El Hijo del Hombre es señor del sábado.” Sábado, templo, sacerdotes, holocausto y sacrificios, no forman parte de la Religión de Dios, son preceptos y formalidades humanas que desaparecen al rugir de la tempestad y al correr de los tiempos.

Extraído del libro


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