LA RELIGIÓN DE LOS HOMBRES Y LA RELIGIÓN DE DIOS
“Sabéis que fue dicho: Amarás a tu prójimo y odiarás a tu
enemigo. Pero yo os digo: Amad a vuestros enemigos y orad por los que os
persiguen, para que seáis hijos de vuestro Padre celestial que hace salir el
sol sobre buenos y malos y hace llover sobre justos e injustos. Porque si amáis
a los que os aman, ¿qué mérito tendréis? ¿No hacen eso mismo los publicanos? Y
si saludáis solamente a vuestros hermanos, ¿qué hacéis de especial? ¿No hacen
eso también los paganos? Vosotros sed perfectos, como vuestro Padre celestial
es perfecto.”
(Mateo, V, 43-48).
“Cuando los fariseos oyeron que había tapado la boca a los
saduceos, se reunieron, y uno de ellos, doctor en la ley, le preguntó para
tentarlo: Maestro, ¿cuál es el principal mandamiento de la ley? Él le dijo:
Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma y con toda tu
mente. Este es el principal y el primer mandamiento. El segundo es semejante a
este: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. En estos dos mandamientos se resumen
toda la ley y los profetas.”
(Mateo, XXII, 34-40).
La Religión de los hombres no es la Religión de Dios. La
religión de los hombres se resume en los sacramentos: bautismo, confesión,
confirmación, matrimonio, misas, extremaunción, procesiones, fiestas, días de santos.
La Religión de Dios es caridad, misericordia, paz, paciencia, tolerancia,
perdón, amor a Dios y amor al prójimo. La religión de los hombres es
misericordia sujeta al dinero. La Religión de Dios está exenta del dinero del
mundo. La religión de los hombres circunscribe la razón y el sentimiento,
prescribiendo la ignorancia; no admite la evolución. La Religión de Dios
reclama el estudio y proclama el progreso.
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