Naturaleza y propiedades de los fluidos. (12-14)

Los fluidos. CAPITULO XIV.

Naturaleza y propiedades de los fluidos.

12—De este modo todo se eslabona en el universo;
todo está sometido á la grande y armoniosa ley de la
unidad, desde la materialidad más compacta á la espi
ritualidad más aquilatada. La tierra es como un vaso
de donde se exhala un humo espeso que se va volvien
do ménos denso á medida que se eleva; y cuyas partí
culas más rarificadas se pierden en el espacio infinito.
El poder divino resalta en todas las partes de este
conjunto grandioso; y se querría que para afirmar me
jor su poder, no contento Dios con lo que ha hecho,
viniese á descomponer esa armonía; que se redujese al
papel de mago, por efectos pueriles dignos de un pres
tidigitador. Y por añadidura se lleva la osadía á pre
sentarle como rival en habilidad á Satanás. Nunca,
en verdad se rebajó tanto la magestad divina, y sin
embargo se extrañan los progresos de la incredulidad!
Tienen razon en decir, los que tal han hecho: «La
fé se va perdiendo!» Pero es la fé en todo lo que cho
ca con la razon y el buen sentido la que se va; esa fé
semejante á la que hizo decir en otros tiempos: «Los
Dioses se van!» Pero la fé en las cosas razonables, la
fé en Dios y en la inmortalidad, vive siempre en el co
razon del hombre, y si se ha amortiguado ó ahogado
bajo el peso de los absurdos y de las pueriles historias
con que se la ha sobrecargado, reaparece más robusta
desde que se la ha descartado de todos esos accesorios,
como la planta comprimida y asombrada que se vuel
ve á la luz del sol.
Sí, todo es milagro en la naturaleza, porque todo
en ella es admirable y revela ostensiblemente la sabi
duría divina. Esos milagros están hechos para todos
los que tengan ojos para ver y oidos para oir, y no en
provecho de algunos individuos. Pero no hay mila
gros en el sentido que se da á esa palabra, porque to
do depende de las leyes eternas de la creacion .

13. —Los fluidos espirituales que constituyen uno de
los estados del fluido cósmico universal , son pues la
atmósfera de los séres espirituales; es el elemento de
donde toman los materiales sobre que operan; el cen
tro en el cual tienen lugar los fenómenos especiales
perceptibles á la vista y al oido del Espíritu, é imper
ceptibles á los sentidos carnales, que sólo pueden im
presionarse por la materia tangible; es en fin el vehí
culo del pensamiento, como el aire es el vehículo de
los sonidos.

14.—Los Espíritus operan sobre los fluidos espiri
tuales como los hombres operan sobre los gases, pero
aquellos lo verifican con la ayuda del pensamiento y
de la voluntad. El pensamiento y la voluntad son pa
ra los Espíritus lo que las manos para el hombre. Con
el pensamiento imprime á esos fluidos tal ó cual direc
cion; los aglomeran, los combinan ó los esparcen; for
man con ellos obgetos que tienen formas, caracteres
y color determinados; cambian sus propiedades, como
el químico cambia las de los gases ú otros cuerpos,
combinándolos segun ciertas leyes; es en fin el gran
taller ó laboratorio de la vida espiritual. Alganas ve
ces esas transformaciones son el resultado de una in
tencion; con frecuencia son el producto de un pensa
miento inconsciente, pues le basta al Espíritu pensar
en una cosa para que esta se produzca.
Así es, por ejemplo, como un Espíritu se presenta
á la vista de un encarnado, dotado de la vista espiri
tual, bajo la forma misma que tenia en la época que
se le conoció, áun cuando desde entonces haya pasa
do por varias encarnaciones. Se presenta con el trage,
los signos exteriores, achaques, cicatrices, miembros
amputados, etc., que tuviera entonces; un decapitado
se presentará sin cabeza. Esto no quiere decir que haya
conservado su forma y apariencias, porque un Espíritu
no es manco, cojo, jorobado, tuerto ni decapitado,
pero su pensamiento fijándose en la época en que
era así, toma su perispiritu instantaneamente las apa
riencias que deja asi mismo instantáneamente. Si en
una de sus encarnaciones ha sido negro y en otra
blanco, se presentará de uno ú otro modo segun aque
lla de las dos encarnaciones en que se le evoque y k
que se refiera su pensamiento.
Por un efecto análogo el pensamiento del Espíritu
crea fluidícamente los obgetos de que acostumbraba
servirse; un avaro andará siempre entre oro; un mi
litar llevará sus armas y su uniforme, el fumador su
pipa, el labrador su arado y sus bueyes, y una ancia
na su rueca; cuyos obgetos fluídicos son tan reales
para el Espíritu como lo eran en el estado material
para el hombre vivo; pero por la misma razón de que
son creados por el pensamiento, su existencia es tan
fugaz como el pensamiento mismo. (1)

(1) Véase la Revue Spirite Julio 1859, j el Libro de los Me

dirán*, Cap. VIH.


Extraído del libro “EL GÉNESIS  LOS MILAGROS Y LAS PROFECÍAS SEGÚN EL ESPIRITISMO”
Allan Kardec


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