BUSCAD LA VERDAD Y LA LIBERTAD

BUSCAD LA VERDAD Y LA LIBERTAD 


“Jesús dijo a los judíos que habían creído en él: Si os mantenéis firmes en mi doctrina, sois de veras discípulos míos, conoceréis la Verdad y la Verdad os hará libres.”

(Juan, VIII, 31-32).


El hombre es un ser dotado de razón y sentimiento. Estos son los dos polos de la Vida Psíquica a través de la cual se realza el eje del Ideal mantenedor de la evolución gradual del Espíritu. El hombre es un ser polarizado por el raciocinio y animado por sentimientos de virtud, por afectos que lo prenden a la Fraternidad y sólo cuando utiliza esos atributos en busca de la Verdad, se levanta, se dignifica, se eleva y se santifica. ¡Fuera de esa esfera de acción y de educación el hombre es una bestia! ¡Bestia porque no siente, bestia porque no piensa! Pensar es existir; asimilar afectos, virtudes, amor; es vivir: ¡Cogito, ergo sum! “¡Pienso, luego existo!” Hay hombres que piensan; hay hombres que sienten; unos y otros están en los principios de la vida. Es necesario, entretanto, que el pensamiento vaya acompañado del sentimiento, porque el pensamiento sin el sentimiento, y el sentimiento sin el pensamiento, son facultades abstractas que encaminan al alma hacia el gran Ideal, pero no lo liberan completamente de la ignorancia y del atraso. En el alma libre el pensar se completa con el sentir, y el sentir, con el pensar, porque la Verdad no teme al error, la luz no puede ser absorbida por las tinieblas. Todos los grandes pensamientos sólo pueden ser asimilados después de ser sentidos, y todos los nobles sentimientos sólo pueden ser comprendidos después de ser pensados. Cuando Descartes proclamó: Cogito, ergo sum, no sólo pensó, sino que también sintió; pensó existir y sintió la vida en sí mismo.

La comprensión no viene sólo del raciocinio, sino del raciocinio unido al sentimiento: estos son los dos grandes faros resplandecientes de la Senda de la Vida. Abrid claros a vuestro entendimiento por el raciocinio; alargad las esferas del sentimiento; no os atemoricéis ante las alturas y las lejanías, porque el águila y el cóndor no traspasan el círculo de su vuelo; los pájaros tienen sus límites en los aires. ¡Hombres! Volad, desprendeos de la oscuridad de la ignorancia que cercena vuestra inteligencia y os ata a pesados dogmas. ¡Volad! ¡Dad expansión a vuestra razón, dejad palpitar vuestros corazones a los generosos sentimientos para ascender a las esferas de la Ciencia y del Amor, donde la Verdad brilla con todos sus esplendores! ¡Recordaos, oh hombres, que estáis dotados de razón y sentimiento! ¡Buscad la Palabra de Jesús, permaneced en su palabra, sed verdaderamente sus discípulos, y “conoceréis la Verdad, y la Verdad os hará libres”!


Extraído del libro

https://espiritismo.es/Descargas/libros/Parabolas_de_Jesus.pdf

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