Diluvio universal.
VI. Período cuaternario ó post- Sexto
día. —Los
diluviano.—Terrenos de aluvion. —
animales terrestres.
Vegetales y animales actuales. —El — El
hombre,
hombre.
6. —El primer hecho que resulta del cuadro compa
rativo precedente, es, que la obra de cada uno de los
seis días no corresponde de una manera rigurosa, co
mo muchos suponen, á cada uno de los seis períodos
geológicos. La concordancia más notable es la de la
sucesion de los seres orgánicos, que es casi la misma,
y la de la aparicion del hombre en último lugar; lo
cual es una observacion importante.
Hay tambien coincidencia, no en el orden numéri
co de los períodos, sinó en el hecho contenido en el pa
sage en que se dice que en el tercer dia Waguas que
están bajo los cielos se reunieron en un solo lugar, y
que el elemento seco apareció. Es la expresion de lo
que ocurrió en el período terciario, cuando el levan
tamiento de la costra sólida descubrió los continentes
é hizo refluir las aguas que formaron los mares, des
pues de lo cual aparecieron los animales terrestres se
gun la Geología y segun el Génesis.
7.—Cuando Moisés dijo que la creacion se hizo en
seis dias, ¿quiso hablar de dias de veinticuatro horas, ó
bien quiso decir período, espacio , duración indetermi
nada, puesto que la palabra hebrea dia, tiene esas va
rias acepciones? La primera hipótesis parece lo más
probable, ateniéndose al texto mismo. La especifica
cion de mañana y tarde que limita cada uno de los
seis dias, da lugar á suponer que ha querido hablar de
días ordinarios. Ni aun puede quedar duda alguna acer
ca de este punto, cuando dice en el versículo quinto:
«Y llamó á la luz Dia, y á las tinieblas Noche; y fue
la tarde y la mañana, un dia.» Esto no puede apli
carse evidentemente sino al dia de veinticuatro horas
dividido por la luz y las tinieblas. El sentido es más
preciso aun cuando dice en los versículos 17 á 19 al
hablar del sol, de la luna y de las estrellas: «Y las pu
so en el firmamento del cielo, para que lucieran sobre
la tierra. Y para presidir al dia y á la noche y para
separar la luz de las tinieblas. Y fue la tarde y la ma
ñana el dia cuarto.»
Por otra parte, todo en la creacion era milagroso,
y entrando en la vía de los milagros, se puede perfec
tamente creer que la tierra fue hecha en seis dias ó
seis veces veinl ¡cuatro horas, sobre todo, cuando se
-ignoran las primeras leyes naturales. Esa creencia ha
sido, sin embargo, la de todos los pueblos civilizados,
hasta que ha venido la Geología á demostrar la im
posibilidad del hecho, y la inexactitud de la relacion
genésica con datos irrecusables.
8.—Uno de los puntos que han sido objeto de más
crítica en el Génesis, es la creacion del sol despues de
la luz. Se ha tratado de explicarlo con los datos que
la Geología misma suministra, diciendo, que la atmós
fera terrestre en los primeros tiempos de su forma
cion, estaba tan cargada de vapores densos y opacos,
que no dejavan ver el sol, y que siendo así, era como
si éste no existiera. Esa razon seria plausible, si á la
sazon hubiera habido habitantes que pudieran juzgar
de la presencia ó falta del sol; pero, segun Moisés mis
mo, no habia aun mas que plantas, las cuales no hu
bieran podido crecer y multiplicarse sino bajo la acr
cion del calor solar.
Resulta, por lo tanto, un anacronismo evidente en
el orden que Moisés asigna á la creacion del sol; pero
con intencion ó sin ella, no hay error en decir que la
luz precedió al sol.
El sol no es el principio de la luz universal; sino
una concentracion del elemento luminoso sobre un
punto, ó si se quiere del fluido que en circunstancias
dadas adquiere las propiedades luminosas. Este fluido,
que es la causa, existia por necesidad antes que el sol
el cual no es sino un efecto. El sol es causa para la
luz que esparce, mas es efecto con respecto á la que ha
recibido. En una habitacion oscura una bugía encen
dida es un pequeño sol. ¿Qué se hace para encender la
bugia? Se ha desarrollado la propiedad peculiar del
fluido luminoso y se ha concentrado este fluido en un
punto, la bugía es la causa de la luz que ilumina la
habitacion; mas si el principio luminoso no hubiese
existido antes que la bugía, esta no hubiera podido ser
encendida.
Lo mismo ha sucedido con el sol. El error procede
de la falsa idea en que se ha estado de que el univer
so entero ha empezado con la tierra, supuesto lo cual,
no se comprende que el sol haya podido ser creado
despues de la luz. Se sabe ahora que ántes que el sol
y la tierra fuesen, existian millones de soles y de tier
ras que gozaban por consecuencia de luz. Así, pues,
la asercion de Moisés es exacta en principio, y falsa
en cuanto hace crear la tierra antes que el sol, al cual
está sugeta en su movimiento de traslacion, y por
consecuencia debió ser creada con posterioridad á él;
pero Moisés no podia saber estas cosas, ignorando co
mo ignoraba la ley de la gravitacion.
El mismo pensamiento se encuentra en el Génesis
de los antiguos Persas, en el primer capítulo del Ven
dedad. Ormuzd, relatando el origen del mundo, dice:
«Yo creé la luz que fué á iluminar el sol, la luna y
las estrellas.» (Bictionaire de Mythologie univer
selle.) La forma es aquí más clara y más científica
que en Moisés, y no tiene necesidad de comentario.
Extraído del libro “EL GÉNESIS LOS MILAGROS Y LAS PROFECÍAS SEGÚN EL
ESPIRITISMO”
Allan Kardec
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