Esta pregunta es muchas veces dirigida a los espiritas. Imaginan, los que desconocen el Espiritismo, que los centros espiritas son auténticos consultorios del más allá. Meros equívocos.
Vamos por partes. Dice el Codificador de la Doctrina Espirita que toda persona que siente, en cualquier grado, la influencia de los espíritus, es por ese acto, médium. Es correcto, pues la mediúmnidad es un don humano presente en todas las criaturas humanas y no exclusiva de los espiritas.
Ocurre que, por mera cuestión de entendimiento, son considerados médiums aquellos que ostensivamente son utilizados por los espíritus como intermediarios de sus manifestaciones. Vale decir que esas manifestaciones ocurren de innumerables formas (psicografia, psicofonía, videncia, audiencia, etc.) y que los espíritus no son nada más que criaturas humanas antes y después de la muerte, guardando consigo sus conquistas morales e intelectuales. Este hecho, por si solo, ya indica que los espíritus se presentan en las manifestaciones de acuerdo con la moral e intelecto que poseen.
Por tanto, el proceso de consulta a los espíritus es algo que requiere mucha prudencia, buen sentido y redoblados cuidados. Al final, ellos no están ahí para satisfacer curiosidades o resolver problemas materiales. Aconsejan sí, siempre con mucha reserva, atienden muchas veces cuidados con la salud, más se abstienen de informaciones de cuño material. Solamente responden a estas cuestiones espíritus ignorantes, torpes o propensos a juegos.
Por otro lado, es preciso siempre recordar que los médiums, espiritas o no, son personas comunes, apenas dotados de facultad de intercambio con el mundo espiritual. La mediúmnidad es una autentica herramienta de trabajo para el bien de la colectividad. Su uso independiente de la edad, sexo, creencia o condición social, más el factor moral de su portador, es factor determinante para su práctica equilibrada y condicionada con su autentica finalidad de auxilio a los seres humanos.
Su desarrollo obedece a la programación previa establecida antes de la reencarnación, pero aquí mismo, en el plano terrenal, donde la dedicación, la disciplina, la fidelidad a los principios humanitarios y cristianos, la harán grandiosa y la constituirá en bendición para su portador y beneficiado de su actuación.
Por todas estas razones, la consulta a los espíritus es cuestión absolutamente secundaria. Ya tenemos la teoría a disposición, para estudiar y comprender. Y al mismo tiempo, el comportamiento ético y moralizado darán guarida a su expansión y uso correcto.
Los espíritus viven ayudando a las criaturas humanas. Lo hacen mediante la intuición, a través de los sueños, con su presencia constante a nuestro lado – siempre que estemos con ellos sintonizados por el buen comportamiento y por los buenos pensamientos o por la adquisición permanente de virtudes –, así como por el propio entendimiento que ya poseen (los esclarecidos), de la importancia de la solidaridad…
Orson Peter Carrara ( El Blog de los Espíritas)
Vamos por partes. Dice el Codificador de la Doctrina Espirita que toda persona que siente, en cualquier grado, la influencia de los espíritus, es por ese acto, médium. Es correcto, pues la mediúmnidad es un don humano presente en todas las criaturas humanas y no exclusiva de los espiritas.
Ocurre que, por mera cuestión de entendimiento, son considerados médiums aquellos que ostensivamente son utilizados por los espíritus como intermediarios de sus manifestaciones. Vale decir que esas manifestaciones ocurren de innumerables formas (psicografia, psicofonía, videncia, audiencia, etc.) y que los espíritus no son nada más que criaturas humanas antes y después de la muerte, guardando consigo sus conquistas morales e intelectuales. Este hecho, por si solo, ya indica que los espíritus se presentan en las manifestaciones de acuerdo con la moral e intelecto que poseen.
Por tanto, el proceso de consulta a los espíritus es algo que requiere mucha prudencia, buen sentido y redoblados cuidados. Al final, ellos no están ahí para satisfacer curiosidades o resolver problemas materiales. Aconsejan sí, siempre con mucha reserva, atienden muchas veces cuidados con la salud, más se abstienen de informaciones de cuño material. Solamente responden a estas cuestiones espíritus ignorantes, torpes o propensos a juegos.
Por otro lado, es preciso siempre recordar que los médiums, espiritas o no, son personas comunes, apenas dotados de facultad de intercambio con el mundo espiritual. La mediúmnidad es una autentica herramienta de trabajo para el bien de la colectividad. Su uso independiente de la edad, sexo, creencia o condición social, más el factor moral de su portador, es factor determinante para su práctica equilibrada y condicionada con su autentica finalidad de auxilio a los seres humanos.
Su desarrollo obedece a la programación previa establecida antes de la reencarnación, pero aquí mismo, en el plano terrenal, donde la dedicación, la disciplina, la fidelidad a los principios humanitarios y cristianos, la harán grandiosa y la constituirá en bendición para su portador y beneficiado de su actuación.
Por todas estas razones, la consulta a los espíritus es cuestión absolutamente secundaria. Ya tenemos la teoría a disposición, para estudiar y comprender. Y al mismo tiempo, el comportamiento ético y moralizado darán guarida a su expansión y uso correcto.
Los espíritus viven ayudando a las criaturas humanas. Lo hacen mediante la intuición, a través de los sueños, con su presencia constante a nuestro lado – siempre que estemos con ellos sintonizados por el buen comportamiento y por los buenos pensamientos o por la adquisición permanente de virtudes –, así como por el propio entendimiento que ya poseen (los esclarecidos), de la importancia de la solidaridad…
Orson Peter Carrara ( El Blog de los Espíritas)
Traducido por M. C. R.
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