EL JURAMENTO
“También sabéis
que se dijo a los antiguos: No jurarás en falso, sino que cumplirás al Señor
tus juramentos. Pero yo os digo que no juréis de ninguna manera; ni por el
cielo, porque es el trono de Dios, ni por la Tierra, porque es el estrado de
sus pies; ni por Jerusalén, porque es la ciudad del gran rey; ni por tu cabeza,
porque ningún cabello puedes volver blanco o negro. Decid sencillamente sí o
no. Lo que pasa de esto viene del maligno.”
(Mateo, V,
33-37).
El Evangelio es
una espada de doble filo que, manejándola a la derecha y a la izquierda, es
capaz de destruir errores seculares y preparar a la Humanidad para el
cumplimiento de la Palabra Divina. Es
imposible comprender el Espiritismo sin el Cristianismo. Este es, en verdad, la
base fundamental de la Nueva Revelación. Jesús no vino a destruir la Ley de
Dios, sino a darla a conocer. Y el Espiritismo repite las palabras del Hijo de
Dios. Siendo nuestra meta hacer renacer en las almas el sentimiento cristiano,
se hace necesario desembarazarla de los intereses de secta, que las prenden al
yugo de los dogmas. La palabra de Jesús
no puede pasar, ni una coma le será quitada; la luz ha de resplandecer en las
tinieblas para iluminar a los hombres la senda de la perfección que el Maestro
trazó. ¡Quién podrá disponer, aunque sea de un hilo de cabello, para contrariar
la Ley de Dios, si a nadie le es dado volverlo realmente blanco o negro! El
hombre de bien, aquél que tiene por norma de vida el Evangelio, nada hace sin
pensar, sin dejar de madurar el raciocinio, sin buscar, en las inspiraciones de
lo Alto, los consejos para sus decisiones, que nunca alcanzan el juramento y se
basan siempre en el sí y en el no. Sí, sí; no, no; lo que pasa de esto es de
mala procedencia. El juramento puede ser una institución humana, pero no
divina. ¡Y con qué autoridad ordenamos a nuestros semejantes jurar
con la mano en
el Evangelio, cuando es en ese mismo Libro donde se lee la expresa prohibición
del juramento, que en el propio decir de Jesús “es de mala procedencia”! El Señor nos dio la inteligencia, la razón y
la libertad, para que no nos esclavicemos a quien quiera que sea. El juramento
es una condición de servicio que desagrada: nos deprime el carácter y nos
fuerza a la ejecución de actos que muchas veces reprobamos. La exigencia del
juramento tuvo comienzo en las agremiaciones religiosas, que se desviaron del
Cristianismo, para mantener sus principios dogmáticos. Necesitamos liberarnos
de las religiones opresoras que explotan la conciencia humana y les esclavizan
la razón. Sí, sí; no, no. Y lo que está escrito, es lo que nos corresponde expresar
en nuestras resoluciones.
https://espiritismo.es/Descargas/libros/Parabolas_de_Jesus.pdf
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