“Conoceréis
la Verdad y la Verdad os hará libres…”
El Libre
Albedrío es la facultad que permite al hombre edificar, conscientemente,
su propio destino, posibilitándole la elección, en su trayectoria
ascendente, en el camino que desea.
Limitado en
su comienzo, va expandiéndose en la medida en que el hombre
crece en la Espiritualidad.
Cuanto más
evolucionado es el ser, más amplio es su Libre Albedrío, y mayor es su
derecho de hacer ciertas elecciones, en el campo de la vida,
asumiendo
así, poco a poco, el comando definitivo de su ascensión.
Libre
Albedrío es responsabilidad individual desarrollándose simultáneamente,
en el aprendizaje humano.
El hombre
de evolución primaria tiene el Libre Albedrío limitado, restringido.
Equivale al
sentenciado a quien la Ley pune, sin transigencias, sometiéndolo
a la reclusión en donde mejor convenga a los intereses de la Ley y la
Sociedad.
La Sociedad
y la Ley no confían en él.
El hombre
de evolución mediana, tiene su esfera deliberativa menos restringida.
Corresponde
al recluso que, sometido a la disciplina de los códigos, recibe de los
códigos ciertas concesiones, generalmente atribuidas a los que, en el cumplimiento
de sus penas, demuestran buena voluntad y obediencia, respeto y comprensión.
El hombre
evolucionado, es el sentenciado que ya se liberó y corrigió.
Pruebas y
expiaciones, disciplinas y correctivas fueron su camino para la liberación
definitiva.
Nada más
debe a la Ley y colabora, en la sociedad, para que se restauren la justicia
y la fraternidad, la armonía y el progreso.
Es libre
para actuar, porque discierne el bien del mal, la verdad de la mentira, la
luz de la sombra.
Conociendo
la Verdad, la Verdad lo hizo libre.
De su
actuación resultan el trabajo y la prosperidad, el fortalecimiento y la seguridad
de las piezas que constituyen, que forman el mecanismo de las
colectividades.
Un día, en
el curso de los milenios, nuestro Libre Albedrío se armonizará plenamente
con la Verdad Total, en las deliberaciones superiores.
En ese día
sabremos ejecutar, con fidelidad, el pensamiento del Cristo, Maestro y
Señor Nuestro.
En ese día,
del cual aún distamos mucho, diremos como el Apóstol de los Gentiles: “y
ya no vivo yo, mas vive Cristo en mi…”
Tal se dará
cuando hayamos superado las imperfecciones.
Cuando nos
integremos, definitivamente, por el corazón y la inteligencia, en los
preceptos morales y fraternalitas del Evangelio.
Sin
adquisiciones elevadas, basadas en las enseñanzas del Celeste Enviado, la
libertad nos lleva caídas y fracasos, que redundan generalmente, en clamorosos
débitos y amargas expiaciones.
Abusando de
la fuerza, exprimimos a los débiles.
Excediéndonos
de poder, a través de la libertad mal dirigida, oprimimos a los
humildes.
Utilizando
mal la inteligencia, confundimos a los menos esclarecidos.
Si el Libre
Albedrío es la facultad que se origina, en principio, en las adquisiciones
intelectuales, el corazón bien formado contribuirá, sin ninguna
duda, para
que sea él ejercido según los padrones de la moral y de la fraternidad,
garantizando, en el Gran Porvenir, el triunfo del Espíritu Inmortal.
El Libre
Albedrío del hombre no evolucionado es como un espejo que el lodo de las
imperfecciones desnaturaliza, por un tiempo.
El Libre
Albedrío de un hombre de evolución mediana es como una madrugada
que espera el beso del sol.
El Libre
Albedrío del hombre evolucionado, del que se liberó de la ignorancia,
es como la superficie tranquila de un lago, en donde se reflejan, en el
esplendor de su grandiosidad, los luminosos rayos del astro rey.
Martins Peralva
Extraído del libro
“Estudiando el evangelio a la luz del espiritismo”
Juan 8:31-38
La verdad os hará libres
31 Dijo entonces Jesús
a los judíos que habían creído en él: Si vosotros permaneciereis en mi palabra,
seréis verdaderamente mis discípulos;
32 y conoceréis la verdad, y la verdad
os hará libres.
33 Le respondieron: Linaje de Abraham
somos, y jamás hemos sido esclavos de nadie. ¿Cómo dices tú: Seréis libres?
34 Jesús les respondió: De cierto, de
cierto os digo, que todo aquel que hace pecado, esclavo es del pecado.
35 Y el esclavo no queda en la casa
para siempre; el hijo sí queda para siempre.
36 Así que, si el Hijo os libertare,
seréis verdaderamente libres.
37 Sé que sois descendientes de
Abraham; pero procuráis matarme, porque mi palabra no halla cabida en vosotros.
38 Yo hablo lo que he visto cerca del
Padre; y vosotros hacéis lo que habéis oído cerca de vuestro padre.
FOTO DEL RECUERDO IDLRV
P-2013
REVISADO, 2021