Un Poder Misterioso que Convence
El pecador tiene entonces conciencia de la justicia de Jehová y siente terror de aparecer en su iniquidad e impureza delante del que escudriña los corazones.
Es verdad que el arrepentimiento precede al perdón de los pecados, porque solamente el corazón quebrantado y contrito es el que siente la necesidad de un Salvador.
No podemos arrepentirnos sin que el Espíritu de Cristo despierte la conciencia, más de lo que podemos ser perdonados sin Cristo.
Muchos aceptan una religión intelectual, una forma de santidad, sin que el corazón esté limpio.
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